Fidalgo es de esa clase de jugadores que más bien están acostumbrados a que le peguen, no a pegar.
Tuvieron que pasar 255 partidos, 17,782 minutos, algo parecido a 12 días enteros, con sus 24 horas, jugando al futbol, para que Álvaro Fidalgo viera una tarjeta roja. La acumulación de tiempo sin sufrir una expulsión y el hecho de que nunca antes haya abandonado un partido debido a una entrada artera ponen en perspectiva lo increíble que fue que español se equivocara justamente en el momento menos oportuno.
“Nunca en la vida había hecho una entrada así. No entiendo, por más que le doy vueltas no sé por qué”, explicó el mediocampista del América al finalizar el partido, visiblemente afectado.
Y es cierto, la entrada que le costó la roja resulta inédita en su historia. Dotado de un talento por encima del resto. Fidalgo es de esa clase de jugadores que más bien están acostumbrados a que le peguen, no a pegar. El momento de desconexión y la imprudente plancha sobre Beltrán, sin embargo, inauguraron su cuenta de tarjeta rojas.
