Hasta hace pocos meses, verificar una cuenta personal o comercial en alguna red social, Twitter la más sonada, significaba entre otras cosas, que la cuenta estaba identificada con cierto valor para quien la consume. Es decir, inició como un servicio para personajes famosos de la farándula, políticos prominentes, instituciones gubernamentales y organizaciones civiles, además de algunos “influencers” de las redes sociales. Llevar a cabo este proceso tenía que ver con las personas que te seguían, con la relevancia de tu marca, sitio web, aparición en noticias, Wikipedia y otros servicios relevantes.
Con el tiempo y específicamente en Twitter, se fue desvirtuando y cuando Elon Musk la adquirió, anunció algunos hechos que se sabían, pero que no estaban confirmados. Que algunas de las cuentas eran rechazadas en su proceso de verificación para inmediatamente ser abordados por coyotes digitales, o digámoslo así, asesores de marca y por una cantidad de dinero te conseguían la insignia de la palomita azul, significado de verificado y de cierto estatus por lo menos en la red.
El hecho que una marca ostente la verificación, da cierta certeza a sus seguidores, porque implica que el contenido tiene cierta calidad, más allá de si es cierto o dudoso lo que publica. Desde hace algunas semanas, Twitter decidió cancelar todas las verificaciones, algo que caló hondo en muchos personajes: periodistas, artistas, influencers y de muchos que ostentaban su “palomita azul”. Por supuesto hubo voces indignadas de que la red social se había acabado con ese movimiento, dando paso a Twitter Blue, el servicio de pago de unos 8 USD al mes por obtener aparte de la verificación, una serie de herramientas adicionales para la publicación de contenidos. Hablamos de textos más largos, poder editar los mensajes (algo que parece absurdo ya que esas opciones las tienen otras redes sociales, gratuitamente), videos en alta resolución y de más duración.
Al final lo que venden es la dichosa palomita azul, dando paso a que cualquier interesado y pagando, pueda obtenerla. De quienes se han quejado y vociferado en que abandonarán la red social y otras cosas, pues ahí siguen tan tranquilamente, de pronto se acuerdan y vuelven a quejarse, pero seguramente muchos de ellos terminarán pagando la suscripción, porque debemos estar claros que la relevancia de Twitter sigue siendo alta, tenemos ahí de forma directa y generalmente sin autocensura, mensajes de los actores políticos, deportistas, periodistas, etcétera, que dan información casi en tiempo real muchas veces antes que a los medios de comunicación. Sabemos que por ejemplo muchos políticos han convertido a Twitter y otras redes sociales en su sala de prensa, en lugar de llamar a los medios para realizarla, directamente ponen la información, la labor del periodista por supuesto es corroborar y en todo caso ampliar y enriquecer lo que se dijo, para tener algo más entendible, verificado y trabajado.
Personalmente he pagado la suscripción, porque aunque no soy ningún personaje de los que he mencionado, encuentro información valiosa acerca de la actualidad, de mi profesión y tendencias tecnológicas, además de que suelo interactuar con personas o marcas que me interesan. Tener la verificación como indico, suele ser un indicativo de autenticidad de quien publica, no tanto un estatus pero si el saber que quien se suscribió, tiene un número de teléfono válido y un nombre o marca. Por supuesto da pie a que cualquiera pueda comprar dicha verificación, pero seguramente no serán granjas de bots que sirven aún para crear tendencias e información falsa en las redes. Debemos estar claros además que la información vale, más si es trabajada por profesionales, así que cada vez más veremos servicios de paga en la red, tal como alguna vez inició Spotify o Netflix en el entretenimiento, siguen las noticias y otros contenidos de calidad.
