¡Al pesebre… fieras!... La reinvención de la computación

¡Al pesebre… fieras!... La reinvención de la computación
Jorge Martínez

Apple es una empresa revolucionaria, sin duda. Si bien sus críticos por años han mantenido frases como que “no han inventado nada”, “mi teléfono tiene esa función desde hace años”, “los productos están sobre valorados”, normalmente hechas por usuarios que no usan sus dispositivos de forma habitual. Sea porque son más caros que las alternativas o simplemente por ideas preconcebidas. Desde que lanzaron su primer teléfono, el iPhone, muchos auguraron que no triunfaría por varios motivos, el principal, que el rey de la comunicación era BlackBerry y estaba posicionado precisamente en el mercado que Apple quería irrumpir, los altos ejecutivos y que por años habían estado utilizando su mensajero y aplicaciones.
Además, las pocas apps que traía el iPhone como el calendario, agenda, correo, ya se manejaban perfectamente con los dispositivos Palm y que eran táctiles, aunque para ello se tenía que utilizar una plumilla. Cuando Steve Jobs presentó su dispositivo, no sólo revolucionó el mundo de la telefonía móvil, también y más importante, el multi touch. Hasta antes de eso las pantallas comerciales no eran capacitivas. Con gestos con los dedos podías acercar o alejar un texto, una imagen, moverte en una pantalla, algo que ni por asomo se podía en un Blackberry o en un Palm. Después, dieron otro golpe en la mesa y que acabó con la competencia existente: su tienda de aplicaciones. La App Store significó que muchas empresas y usuarios podían crear aplicaciones basadas en las especificaciones de Apple para crear nuevas y mejores formas de utilizar el teléfono, hasta lo que es hoy (también eso aplicó para Android): puedes comprar, pagar, jugar, ver películas, escuchar música, seguir el ritmo cardiaco, ubicar a tu familia, entrenamientos y un largo etcétera. Como el iPhone, otro gran acierto fue el iPad, que para consumo no hay mejor dispositivo para ver películas o series, fotografías, documentos, navegación por internet. Uso instantáneo, sin complicaciones y que poco a poco ha ido ganando terreno. Hace unos días, en el evento anual para desarrolladores de aplicaciones, Apple presentó el Apple Vision Pro, un dispositivo que se coloca en la cabeza a modo de casco-gafas que hacen uso de la realidad aumentada y realidad virtual. En lo que se mostró, permite entre otras cosas, trabajar en una oficina con diversas “pantallas” (como si se tuviera varios monitores) no limitados a un tamaño físico, para trabajar o entretenerse. Es un dispositivo que la empresa ha llamado computación espacial, donde permitirá utilizar las aplicaciones que conocemos, en pantallas del tamaño que queramos inclusive sin perder interacción con otras personas, todo con los movimientos de los ojos y algunos gestos con las manos. No tengo duda que va a revolucionar la computación. Permitirá ver el mundo un poco más como lo vemos los programadores: todo son objetos, con sus propiedades y funciones. Aunque es una primera versión, muchas empresas se van a apuntar a desarrollar nuevas aplicaciones o mejorar las existentes para ser compatibles. No sabemos por ahora si el producto en sí será un éxito o no, la empresa estadounidense ha tenido algunos tropiezos pero en las últimas dos décadas parece ser que todo lo que tocan lo convierten en oro. La limitante por supuesto será el precio, anunciado en 3500 USD no es poca cosa, además de algunas limitaciones como la duración de la pila (2h), el peso y que podría cansar al traerlo mucho tiempo sujeto en la cabeza, pero más allá de eso, marca un precedente de algo muy en serio, recordemos que hay otros dispositivos que no despegaron como las gafas de Google o las de Facebook (y son menos caras). Cada vez nos acercamos más a lo que una vez en forma de comedia / moraleja nos mostró la película Wall-E.

Calor. Estos días ha hecho un calor insoportable y así seguirá durante varios días. No basta que nos quejemos, sino ir tomando acciones para que no siga subiendo la temperatura, por lo menos lo que nos corresponde. Si hoy sales a media tarde, cuando el sol está más abrasador en nuestras calles cubiertas de asfalto, cuando pasas debajo de algún árbol grande notas inmediatamente la diferencia de temperatura, no sólo por la sombra. En la medida de lo posible, deberíamos tener la obligación de no seguir poniendo asfalto en nuestras casas, de sembrar al menos un árbol aunque sea pequeño y de preferencia que sea de una especie endémica para que no consuma tanta agua, que si bien no es un beneficio a corto plazo, a la larga nos va a beneficiar no sólo por la sombra, sino por la generación de oxígeno. No olvidemos cuidar el agua.

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