Decenas de feligreses asistieron a la misa dominical en la iglesia Santiago Apóstol de Monclova para escuchar las palabras emitidas por el vicario Juan Francisco, pues ya se está en la recta final del año litúrgico.
Destacó que al estar en los últimos domingos antes de cerrar el ciclo con la fiesta de Cristo Rey del universo, la cual se celebrará el próximo 20 de noviembre, por ello la palabra de Dios convoca a reflexionar a cerca de la muerte y lo que hay después de ella.
Incertidumbre. Una de las cosas que siempre ha preocupado al ser humano es su destino final, pues tienen incertidumbre de la muerte y lo que sucede con los que mueren. Para el cristiano la repuesta de Jesús ilumina este misterio y lo hace vivir en paz, pues se sabe que la muerte no tiene la última palabra sobre los humanos. La muerte no es el final, sino, el principio de una vida distinta, incluso de una vida mejor.
Eternidad. El hombre creado por Dios vivirá para siempre, como se ha escuchado en el evangelio. La muerte dispone para disfrutar la eternidad, es el paso a la vida eterna, sin límites, libre des tristezas, llanto, luto y dolor y con paz y alegría eterna.
Para los cristianos la muerte no es lo último, sino, el principio de una nueva vida que ya no acabará, no se sabe cómo será esta manera de vivir, pero se tiene a Jesús como ejemplo, las personas resucitarán tal como son, pero el cuerpo será algo glorificado, es decir sin límites en el mundo y sin estar sujeto a ningún tipo de sufrimiento.
El cuerpo glorificado encontrará la plenitud y perfección en ver y adorar a Dios, pues en su contemplación se satisfacen todos los anhelos y necesidades del ser humano como el amor.
Misterio. “Cuando pasemos a la otra vida, todo pasará al siguiente nivel, acomodándose de manera distinta, lo que en tierra es importante allá dejará de serlo, por eso la respuesta de Jesús nos enseña a que ya no habrá este tipo de relaciones que hoy en día son importantes, es un misterio, pues es algo que no se alcanza a comprender” sostuvo el vicario.
Promesa. Jesús siempre cumple sus promesas y él prometió antes de despedirse del mundo, que preparará un lugar para todas las personas dentro del cielo.
El señor es un Dios de vivos y los cristianos deben ser promotores de una cultura de vida y no de muerte, teniendo amor, dignidad y entusiasmo.
