Venezolanos se quedan atrapados en Medellín
El UNIVERSAL / El Tiempo de MonclovaA Colombia, en los últimos cinco años han llegado a vivir 2.5 millones de venezolanos
Medellín.— Génesis Colicchia y Edwin Chirino forman parte de un grupo de cinco vecinos y familiares que el domingo 9 de octubre partió de Valencia, en el estado venezolano de Carabobo, con dirección a Colombia y, como destino final Estados Unidos. Sin embargo, el anuncio por parte del gobierno de Joe Biden, de que todos los venezolanos que ingresen a ese país sin autorización serán devueltos a México, cambió en unas horas sus planes y vida.
En la Terminal de Transportes de Medellín, donde los dos intentaban revender su boleto de viaje para al menos salvar una parte del dinero, Génesis y Edwin contaron que, a pesar de ese anuncio y del desconcierto que les causó, no van a regresar a Venezuela, van a esperar unos días en esta ciudad para retomar su trayecto, y mientras intentarán trabajar para no gastarse la “poquita plata” que les queda. A Colombia, en los últimos cinco años han llegado a vivir 2.5 millones de venezolanos, de los cuales más de 190 mil están en Medellín.
Como muchos ciudadanos de esa nación, Génesis y Edwin habían tomado la decisión de salir después de que el 27 de septiembre se reabrió la frontera entre los dos países, luego de un cierre de siete años por decisión del presidente Nicolás Maduro, y ante la reapertura de relaciones entre los dos países con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia.
Génesis, su esposo, su hijo de nueve años, y dos vecinos, entre éstos Edwin, llegaron el lunes a la ciudad de Cúcuta, en la frontera con Venezuela; de ahí tomaron un autobús para atravesar Colombia de oriente a occidente, vía Pamplona, pasando por Bogotá hasta Medellín, a donde llegaron el martes. Planeaban quedarse un par de días con familiares que tienen en esta ciudad, y viajar a Necoclí, en la región de Urabá, en el mar Caribe, desde donde miles de migrantes pasan en lancha hasta el Tapón del Darién, en la selva panameña, para avanzar por Centroamérica, después ingresar a México y, finalmente, a Estados Unidos. Sin embargo, esta escala obligada en Medellín los dejó con mayor incertidumbre y la siguiente parada no ofrece un mejor panorama.
Con alrededor de 10 mil migrantes que esperan por salir hacia el Darién, Necoclí hoy vive una crisis similar a la de mayo de 2021, cuando llegaron miles de migrantes haitianos; sólo que en esta ocasión, la mayoría son venezolanos: “Realizamos una encuesta con ACNUR y encontramos que 59% de las personas encuestadas vienen de Venezuela”, dijo Carlos Patiño, asesor de gerencia de la Terminal de Transportes de Medellín.
La noticia del gobierno de Estados Unidos se percibe en la terminal: dos días atrás había largas filas y se contabilizaban alrededor de mil 300 migrantes por día, pero este jueves la cifra se redujo a 550, informó Patiño.
“Una tía que está en Nueva York —a donde llegó hace un mes y medio a través de Ciudad Juárez—, nos dio la noticia del anuncio del presidente de Estados Unidos; tengo una prima en Necoclí que nos dijo que la gente se ha estado devolviendo del primer campamento [que está ya en suelo panameño]”, contó Génesis.
El grupo de Génesis y Edwin ha elegido quedarse en Medellín a pesar del anuncio; la tía desde Nueva York les aconsejó esperar.
Edwin, que espera llegar con su hermano a Utah, no ve otra opción: “No tenemos dinero en Venezuela. A la semana te puedes ganar 25 dólares y una bolsa de harina pan cuesta dos dólares, “¿cómo es posible que gane más dinero alguien que limpia vidrios de carros que un maestro?”.
Génesis tiene fe en que podrá pasar: “Confiamos en Dios, mucha gente está hablando de que cuando esté esa multitud en México no va a haber manera, México no va a poder con todas esas personas y lo que van a tener que hacer es dejarlos pasar”.
Ligeros de equipaje, van a esperar; sólo llevan consigo medicinas para el viaje, repelentes, pastillas para purificar el agua, inyecciones para el dolor y para las alergias, y una buena porción de chimo para espantar las culebras. Aún sueñan con llegar a Necoclí, pasar a una de las tres islas que son la puerta de entrada al Tapón del Darién —Carreto, Capurganá y Acandí—, e iniciar el recorrido por el que tendrán que pagar 300 dólares, sólo por esa etapa. Para Génesis son dos los pasos peligrosos: “el Darién y México”.
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