Revocación de mandato
El 67% de los mexicanos está de acuerdo con que el presidente López Obrador siga en la Presidencia
Luis Rodríguez / El Tiempo MonclovaEl próximo domingo 10 de abril se llevará a cabo por primera vez en la historia de nuestro país el ejercicio de revocación de mandato, el cual fue promovido por el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Este ejercicio pretende (en la estricta teoría) conocer la aceptación o desaprobación de la ciudadanía hacia el gobierno, para después afianzar o destituir del puesto a quien esté en el poder. Ciertamente este es un paso histórico en la Constitución, ya que futuros gobiernos deberán someterse a dicha consulta, sin embargo la manera en la que se está implementando resulta más un capricho del presidente que un acto real de revocación de mandato.
Para aclarar lo anterior, primero veamos los números que una encuesta realizada por El Financiero nos arrojan: según los datos obtenidos de una muestra de mil 500 adultos entre marzo y los primeros días de abril del presente año, el 67% de los mexicanos está de acuerdo con que el presidente Andrés Manuel López Obrador siga en la Presidencia hasta que termine su mandato, mientras que 33% prefiere revocarle el mandato por pérdida de confianza. Sin embargo, con base en esta misma encuesta, se estima una participación de entre un 16 y 25 por ciento de la ciudadanía, siendo que para proceder con la utópica destitución, la consulta requiere por ley una participación del 40% y que el 50% + 1 de ese cuarenta por ciento voten a favor de la revocación. Con niveles de aprobación del presidente que rebasan el 60% en la primera semana de abril según Consulta Mitofsky ese resultado es imposible. Entonces, aún cuando hipotéticamente ganara la revocación de mandato, no podría hacerse efectiva porque participará cuando mucho el 25% de los mexicanos y desde ahí ya no es válida.
Así pues, la intención pudiera verse como “buena”, pero el Jefe del Ejecutivo sabía de antemano que el resultado le favorecería aún cuando sus niveles de aceptación son dudosos. Y si lo anterior no fuera suficiente, desde hace semanas el gobierno federal inició una campaña política que desafía la legalidad del veto electoral colocando pancartas a lo largo y ancho del país con una fotografía del presidente y el hashtag “#QueSigaAMLO”, persuadiendo así al electorado para que vote en contra de la revocación de mandato y eso, perdón por el atrevimiento, ya es rayar en el populismo. Que la 4T sea un movimiento izquierdista no tiene nada de malo, lo malo es que parece que en ocasiones disfrazan ciertas tendencias propias de una dictadura, como si fueran de izquierda y es donde la cosa ya no cuadra.
Al final, sea circo, maroma y teatro o no, cada quién tiene la decisión de ejercer su voto o no, y dejando de lado que habrán muy pocas casillas a las cuales acudir para poder hacerlo, me parece que el gasto utilizado en este proceso electoral no es justificable dado el porcentaje esperado de votantes, tomando en cuenta que así como AMLO instituyó la revocación de mandato en nuestro país, cualquier otra administración opositora futura podría también eliminarla con la mano en la cintura. ¿No cree?
Ley seca
Y a propósito de la revocación de mandato y su poca respuesta para asistir a votar, todavía se impondrá ley seca este próximo fin de semana a nivel federal, para evitar que tomemos “malas decisiones” a la hora de asistir a las urnas. ¿Será que valga la pena esta medida? ¿Qué culpa tenemos los de a pie? Al final, y como en todas las elecciones en las que la ley seca se hace presente, cada quién busca la manera de llenar sus refrigeradores con antelación, para eso sí somos muy buenos los mexicanos.
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