Donde quiera que uno vaya ve lujo, pero Qatar oculta algo muy grave a los turistas.
El Mundial de Qatar 2022 está sorprendiendo a más de una persona, no solo por los resultados de los partidos y las sorpresivas derrotas, sino también por la cultura del país anfitrión.
Sin embargo Qatar está ocultando algo al simple ojo de los turistas: su pobreza. A pesar de que Qatar es uno de los países más ricos del mundo, gran parte de su población está inmersa en la extrema pobreza.
Hablar de la pobreza en Qatar es un tema “complicado con el que hay que protegerse porque las autoridades intentan controlar", le dice a BBC Mundo un taxista pakistaní.
Qatar cuenta con un producto interno bruto de US$180.000 millones, los cuales se generan gracias al gas y el petróleo. Qatar tiene más de 3 millones de habitantes, de ese total solo 350.000 son Qataríes (es decir, un 10% de la población). El resto son extranjeros, y son ellos quienes viven en condiciones extremas de pobreza, ya que los occidentales y los qataríes son quienes logran acceder a mejores trabajos y por consiguiente a una mejor vida.
"Muchos de los que vienen de países como India, Nepal, Bangladesh o Pakistán no tienen cualificación y apenas hablan inglés. Aunque aquí tienen mejores estándares de vida que en sus países de origen, una parte importante vive con lo justo, bajo salario mínimo y compartiendo una habitación de seis para mandar dinero a sus países", asegura el taxista pakistaní mencionado anteriormente.
¿Cuál es el salario mínimo en Qatar?
El salario mínimo en Qatar es de 275 dólares por mes, pero algunos recolectores de basura (inmigrantes) aseguran que ganan 230 dólares por mes, es decir, menos de lo establecido por el gobierno de Qatar.
Por otro lado es interesantes destacar que Qatar abolió en el 2020 el sistema kafala (lo cual significa “patrocinio” en árabe). Cuando el kafala estaba vigente, si un empleado cambiaba de trabajo sin autorización, por ejemplo, podía enfrentar cargos penales, arresto y deportación. Sin embargo hay muchos trabajadores extranjeros que aseguran que todavía sufren “reducciones salariales punitivas e ilegales”.
