Los Alpes suizos se están volviendo verdes por el cambio climático
Redacción / El Tiempo de MonclovaLas temperaturas que ha alcanzado la región han comenzado a derretir la capa blanca que caracterizaba esta icónica montaña.
Los Alpes están cambiando de color. Cada vez hay menos nieve y más verde. Las altas temperaturas durante la primavera y el verano han provocado que el característico manto blanco que lo abriga durante los fríos inviernos haya perdido volumen en las cuatro últimas décadas. En su lugar, se abren paso pequeños y grandes brotes verdes que ya ocupan el 77% del espacio de las montañas por encima del límite del bosque. Aunque el cambio paisajístico que está experimentando el paraje pueda resultar agradable a la vista, la realidad es que estas modificaciones tan rápidas y profundas tendrán consecuencias en la biodiversidad, el albedo terrestre y la disponibilidad de un recurso tan fundamental para la vida como es el agua.
Lo que está ocurriendo en los Alpes es lo que los científicos conocen como ‘greening’. En otras palabras, la zona de alta montaña tiene ahora las condiciones adecuadas como para que en ella crezcan muchas más plantas que antaño. Este fenómeno, descrito por un grupo de investigación de Suiza, está relacionado con el aumento de temperaturas y ya está ocurriendo en otros lugares del mundo, como el Ártico.
Como explican los investigadores en un artículo publicado en la revista ‘Science’, el cambio climático es el causante de esta variación de la nieve. Los científicos han podido constatar este cambio de paisaje a través del uso de imágenes de satélite de hace cuatro décadas y actuales. “El cambio climático ya es visible incluso desde el espacio”, sentencian los científicos.
A esto se une que el paraje ha reducido casi un 10% su capa de nieve, lo que tiene que ver con un cambio en la forma en la que se producen las precipitaciones en la montaña, más abundantes ahora en lluvia que en nieve. “Aunque las proyecciones muestran que la precipitación va a aumentar en los Alpes, las zonas de montaña se están calentando tan rápido que reducen la proporción de precipitación que cae como nieve”, explican. De hecho, ya hay previsiones de que en 20 o 30 años, la reducción de la masa de nieve alcanzará, al menos, el 25%.
No siempre más plantas es algo beneficioso
Esto tiene relación directa con el incremento de la vegetación de alta montaña, dado que el crecimiento de plantas genera un círculo vicioso que en nada ayuda a preservar la blanca capa que cubre la cordillera. Y es que, cuanto más verdes son los suelos de esta cordillera, más fácilmente intercambia calor con la atmósfera. Una circunstancia que, en definitiva, altera los patrones de las nevadas, genera que la nieve se derrita más rápido y reduce la cobertura.
“Tanto el crecimiento de plantas como la pérdida de cobertura de nieve tiene consecuencias en el clima”, añade. Los científicos no descartan que el aumento del manto verde pueda mitigar de alguna manera el cambio climático -dado el aumento de producción vegetal-, pero es muy posible que, en una balanza, su contribución a la lucha contra el calentamiento global sea mínima. Y es que, comparado con otros biomas, la vegetación que crece en las montañas no funciona como grandes sumideros de carbono, como sí ocurre con bosques más frondosos.
Por esta razón, los daños en estos ecosistemas tienen todas las papeletas de ser mucho mayores que los beneficios, como indican los científicos. El cambio climático provocará que la flora de alta montaña experimente cambios profundos tanto en su composición como en sus funciones, lo que afectará a las formas de vida que dependan de ella. “Podría generar cambios estructurales a gran escala a lo largo de los Alpes Europeos”, reseñan en el artículo.
El cambio ha comenzado
La pérdida de nieve, por su parte, puede tener repercusiones negativas en el albedo (cantidad de luz reflejada desde una superficie) de la Tierra, así como a la economía, las actividades recreativas y al abastecimiento de agua potable. En primer lugar, el descenso de la cobertura blanca generará un cambio en el albedo de la Tierra, dado que las montañas ya no reflejarán parte de los rayos solares para devolverlos a la atmósfera.
En lugar de eso, los Alpes se convertirán en captadores de calor, propiciando, a su vez, un aumento de las temperaturas en la zona. Este problema podría crecer aún más si se descongela el permafrost, dado que podría liberar gases de efecto invernadero, así como generar desprendimientos o grandes deslizamientos de tierra en la montaña.
Por otro lado, “los glaciares y la nieve proveen la mitad de los recursos de agua mundiales”, resaltan los investigadores, que insisten que esta pérdida progresiva de la nieve se unirá a otros problemas, como la sequía, lo que ahondará en los problemas para abastecer de agua a las sociedades del futuro.
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