José Alfredo Jiménez, el lírico que poetizó la ranchera
Agencias / El Tiempo MonclovaPaloma se adentró a la aventura de deshebrar las cerca de 300 canciones que el guanajuatense le escribió.
En el 2016 la academia sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura al cantautor Bob Dylan “por haber creado una nueva expresión de poesía a través de canciones norteamericanas”. La noticia le dibujó una sonrisa a Paloma Jiménez Gálvez, hija del llamado Hijo del pueblo José Alfredo Jiménez. Para la filóloga y crítica literaria, el que le otorgaran la distinción a un cantautor abría el umbral a que las canciones (no todas) fueran abrazadas bajo el amparo de la literatura y se reconociera (al fin) su valor estético. Una idea que a ella se le implantó años atrás al comenzar a explorar el corpus cancionero de su progenitor bajo una mirada literaria. Ya lo sospechaba, pero en un primer acercamiento vislumbró en las letras destellos poéticos e identificó los dotes de un sujeto lírico.
Bajo el rigor de un estudio serio, pero también con la cercanía de la sangre, Paloma se adentró a la aventura de deshebrar las cerca de 300 canciones que el guanajuatense le escribió y dejó de legado a un pueblo mexicano, que encontró y sigue encontrando en su arte una forma de ponerle letra y melodía a sus dolores.
“Insuperable explorador del sentimentalismo, José Alfredo Jiménez descifró nuestros más íntimos anhelos y descalabros. En sus canciones, México pudo verse en el espejo”, escribe Juan Villoro en el prólogo de Cuando te hablen de amor y de ilusiones (Ediciones La Rana) un esfuerzo traducido en libro con el que Paloma reivindica el valor literario de la obra de su padre e invita a que su ser lírico desbordante siga siendo estudiado desde varias aristas. La Feria Internacional del Libro Coahuila 2022 dedicó un espacio para hablar sobre la sustancia de esta obra que a los lectores nos permite acceder al genio de un hombre cuya alma ya se había desnudado a puro verso cantado.
Aquí el diálogo que se mantuvo Paloma Jiménez Gálvez, en cuya sangre galopa la esencia lírica del hombre que potezió la ranchera.
¿Por qué decides acceder al mundo musical de José Alfredo a través de la literatura?
Mi inquietud nace desde que estaba estudiando la carrera de ciencias humanas. Teníamos que hacer un proyecto final que tuviera que ver con una fundamentación literaria de algo que nos interesara, en ese momento eran los años 80, y me interesó plantearme ¿son las canciones parte de la literatura o no lo son? Porque de alguna manera yo crecí con ese lenguaje, me acercaba, por decirte, a los cuentos de Cri Cri que para mí eran más cuentos que canciones, pero al mismo tiempo con la musicalidad de esas letras, que te lleva a tener cualidades lenguo- técnicas: te aprendes las cosas más fácil y te acercas de otra manera. Los niños tienen el privilegio de estar en contacto con la música y la letra y así van aprendiendo muchas cosas de la vida. De alguna manera mi padre fue mi primer cuenta cuentos y hay canciones de él como Caballo blanco que tiene todas las características de lo que es el cuento popular: trabajas personajes planos, no puedes entrar a la psicología de tus personajes, existe la brevedad, son muchas cualidades que están dentro de la literatura y que de alguna manera te permiten contar una historia más accesible a nivel popular, porque el oyente, porque le llamas oyente no lector, está más enraizado en la oralidad que en el texto escrito. Esa fue el detonante que me llevó a estudiar las canciones como literatura y creo que la mayor parte de las letras de las canciones de José Alfredo, reúnen los atributos que tiene básicamente la lírica, la poesía, pero también la narrativa cuando hablamos, por ejemplo, de los corridos.
¿Cuál es el hilo que comienzas a jalar para realizar el análisis de sus canciones?
El primer hilo que empecé a notar fue el de la narrativa autobiográfica que se vislumbra en casi todas las canciones, aunque hay algunas que son como el narrador testigo, no el narrador presencial, sino el que relata una historia que le contaron o que supo por algún medio, pero básicamente fue la autobiografía, sin embargo, pensé que eso, podría ser poco aburrido, si nada más te quedas dentro de una línea autobiográfica y que, tal vez, yo no estaba autorizada del todo, porque creo que un biógrafo si debe tomar más distancia. Y estoy muy involucrada con ese personaje, así que busqué otros caminos para seguir la investigación
¿Este libro es el resultado de una tesis que presentaste, en ese sentido de qué teorías te apoyaste y cuál fue la metodología que utilizaste?
Principalmente entré en el estudio de Roman Ingarden, filósofo de origen polaco que escribió dos textos básicos para la investigación, el trabajar la hermenéutica y la obra de arte literaria, desde la obra de arte literaria, es decir, abórdala siguiendo el texto. Había que desglosar un poco todos los elementos de los versos y las estrofas. Y se trata de una obra completa y compleja, aunque tenga un lenguaje llano, me propuse buscar rostros, ¿cuáles son los rostros de José Alfredo en los distintos temas que pudieras abordar?, pensé que había, por un lado, cómo interpreta lo sagrado, pero para llegar a eso busqué junto a mi directora de tesis que y la principal (cara) era la cosmovisión: por qué José Alfredo veía al mundo de esa manera. A partir de eso, buscamos los rostros del sujeto lírico y cómo se va presentando según los temas que vaya a tratar. Ese fue el camino que nos otorgó dos rieles para movernos en la investigación.
Has hablado de que este trabajo lo realizaste tratando de desprenderte del vínculo que te une a José Alfredo para poder abordar al personaje desde una cierta distancia, pero al mismo tiempo, confiesas, no puedes desprenderte del todo y terminas por echar mano de elementos que vives con él en ese núcleo. Cuál fue el principal reto de abordar la obra desde estas dos aristas.
El estar anclada en la teoría y buscar básicamente entre los teóricos que te van dando los lineamientos para irte moviendo, eso era un reto, primero para aprenderlos y después tomando en cuenta que fui testigo del momento histórico, me daba flexibilidad, si yo me anclaba mucho en la teoría podía abordar los temas que iba tratando sin necesidad de apoyarme en la figura paterna, pero para otras cosas era importante presentarlo como padre porque tenía la autoridad de haber sido testigo, por un lado te limita, pero por el otro te permite un alto espectro de credibilidad, básicamente eso.
Como definirías, desde la óptica de la literatura, la obra de tu padre.
Como una lírica popular que ha permitido que a través de las generaciones se siga actualizando. Cerca al escucha, porque como son canciones, este género puedes leerlo como un poemario, pero básicamente, creo, que los disfrutas más al poderlo escuchar. Son poemas cantados.
¿Por qué dar entrada al compendio a través de un verso de la canción Un mundo raro?
Porque eso me engloba precisamente el trabajo que hice a lo largo de 10 años. Empecé a trabajar y luego entré a la maestría y empezamos a buscar cuáles eran las vertientes que nos permitían expresar más claramente, o abarcar más letras de canciones en el verso “cuando te hablen de amor” está el sujeto lírico, y en “y de ilusiones” existe una cosmovisión porque también el poeta tiende a ensoñar, eso lo dice mucho Bachelard: la ensoñación es lo que te lleva más allá de la creación literaria. Pienso que ese verso me engloba, justamente, lo que quiero expresar, al sujeto lírico y su cosmovisión.
¿Hay alguna canción que defina la esencia de su obra en toda la extensión?
Es difícil definir toda la obra con una sola canción, pero pienso que Un mundo raro es una de las más poéticas al igual que El jinete, sin embargo, José Alfredo da para mucho más.
En este momento, un chico en antropología está trabajando la cuarta tesis doctoral (sobre el cantautor) y él lo llama un sujeto transdimensional porque a José Alfredo lo puedes estudiar desde la historia, la literatura, la psicología, la música, el cine, es decir, tienes un espectro tan amplio que sería difícil encasillarlo en una sola canción. Quizá, la canción que más lo representa al principio de su vida es El hijo de pueblo y la última la que cierra su vida podría ser Gracias, una canción que lo define, porque fue un ser muy generoso que también supo fomentar la gratitud. Probablemente el hijo del pueblo abre su vida de poeta y Gracias, la cierra, ahí tendrías una conclusión, pero en medio de esas dos, hay una enrome gama de poemas que podrían definirlo.
¿Cuáles fueron algunas de las conclusiones principales a las que llegaste a través de este estudio?
Qué a José Alfredo lo puedes estudiar desde muchos ángulos, que definitivamente es un poeta que supo abordar los distintos temas de la vida de una manera sencilla, llana, como con esa experiencia de vida que podía transmitirnos a través de sus letras ese sentir. Es un poeta que podríamos seguir estudiando a lo largo del tiempo.
En este punto del conocimiento que has adquirido en torno a la lírica de tu padre, cuál crees que sea el principal valor literario que deja este hombre, de alma desnuda, para su México…
Que, definitivamente, sus letras transmiten poesía. Cuando terminé la tesis quedé muy satisfecha porque me pareció que había sido un trabajo que merecía él como en una especie de homenaje, y que a mí me daba la oportunidad de conocer a mi padre desde otros ángulos. No tuve la oportunidad de platicar muchas otras cosas con él, porque se murió cuando yo era muy joven y a pesar de que conviví bastante con él (tenía 19 años cuando falleció) y él era un hombre joven tenía 47, no tuvimos mucho tiempo de platicarlo en vida, pero siento que el diálogo que establecí con él a través de sus letras me permitió entenderlo y conocerlo desde muchos puntos diferentes.
Por último y fuera de formalidades ¿Por qué o para qué Paloma escribe este libro?
Para hacerle un homenaje y para poder tener, al paso del tiempo, un diálogo constante con él a través de sus letras.
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