Uno de los principales cambios que introdujo la adaptación con relación al libro Fuego y sangre de George R.R. Martin fue quitarle algunos años al personaje de Alicent para hacerla contemporánea con Rhaenyra.
Se estableció así un vínculo muy cercano entre ellas porque crecieron juntas, una decisión acertada porque las consecuencias dramáticas de esta decisión empezamos a verlas cuando Viserys anunció quién sería su nueva esposa y marcarán el tono del resto de la temporada.
¿Cuál fue su primera impresión cuando leyeron el guion del piloto?
Emily Carey: Te voy a ser sincera, tuve que leerlo tres veces antes de poder entender mi personaje o incluso lo que ocurría en la historia. Leí el guion antes de haber visto nada de Juego de Tronos y todos los nombres de los personajes y los lugares me sonaban similares y no entendía realmente lo que estaba pasando, así que mi primera impresión fue abrumadora, porque tardé un poco en superar lo que podríamos llamar una barrera del idioma de Poniente. Obviamente, una vez superé eso todo fue muy diferente. Aún estoy procesando el hecho de que me hayan dado la oportunidad de interpretar a Alicent, es un personaje muy especial.
Milly Alcock: En mi caso tengo que confesar que hasta que leí el guion no me había dado cuenta de la importancia del papel de Rhaenyra en la historia. Cuando leí el primer episodio, me quedé sin aliento porque me sentí muy privilegiada de tener esa oportunidad.
¿En qué momento hicieron clic y sintieron que entendían a sus personajes?
Milly Alcock: Para mí el momento en el que todo hizo fue clic fue en una escena con Paddy Considine. Recuerdo que después de rodar con él como padre e hija encontré a Rhaenyra. Constantemente estás encontrando cosas nuevas sobre tu personaje durante el rodaje y te sorprenden sus decisiones y cómo eso influye en las decisiones que tomas tú como actor.
Emily Carey: Tuvimos ensayos, reuniones uno a uno con Miguel y Ryan y mucho tiempo para prepararnos, pero aunque pensé que conocía a Alicent no fue hasta empezar a rodar cuando las piezas empezaron a encajar. Por mucho que te prepares, ocurre algo mágico cuando te pones la ropa del personaje e interactúas con otros actores en escena. Sentí que iba descubriendo más sobre Alicent cuanto más rodábamos. En el libro hay muy pocas líneas sobre quién es, pero en la serie es un ser humano completo y complejo.
Creo que Alicent es uno de los grandes personajes de la serie. Había algunas escenas en las que ni siquiera sabía lo que estaba pensando y Miguel decía, "vale, no elijas, hagamos todas las versiones posibles que se sientan bien en el momento". Fue un proceso muy especial porque nunca había tenido la libertad de poder hacer eso antes, fue fascinante jugar con el cerebro y las emociones de alguien de esa manera.
Milly Alcock: Lo cierto es que cuando estás caracterizada con el vestuario y las pelucas de repente todo adquiere sentido. No tenía que esforzarme tanto para ser Rhaenyra porque la vi presentada ante mí inmediatamente. No podía reconocerme a mí misma cuando estaba vestida y peinada como Rhaenyra, así que eso me dio mucha libertad para comportarme de forma totalmente diferente, de moverme por el mundo de forma totalmente diferente.
Emily Carey: Sí. Los vestidos que usamos literalmente te tiran de los hombros hacia atrás, así que inmediatamente tienes esa postura distinguida, como si vinieras de un lugar de riqueza. El vestuario tiene una cantidad enorme de detalles, es muy intrincado, me quedé impresionada cuando me puse el traje terminado por primera vez. Como dice Milly inmediatamente te conviertes en otra persona, tu personaje te habita.
En 'Juego de tronos' no tuvimos una amistad femenina como la vuestra, ¿Qué importancia cree que tiene para su personaje?
Milly Alcock: Para Rhaenyra ha sido decisivo tener a Alicent en su vida. Ambas han compartido muchas experiencias similares, como que han perdido a sus madres muy pronto, ambas han recibido una educación y son de clase alta. Están en una edad interesante en la que, como mujeres, por desgracia, se ven obligadas a competir. Yo aún me sorprendo cayendo a veces en esa trampa, porque vivimos con la impresión de que solo puede haber una de nosotras y que siempre tenemos que ser excepcionales.
Lo más triste de la relación entre Rhaenyra y Alicent es que a pesar de todo lo que tienen en común, el vínculo que las une se rompe porque un hombre ha hecho una elección.
Uno de los temas centrales de la serie es cómo el sistema patriarcal afecta a las mujeres de Poniente, ¿cómo ve a su personaje en el contexto social y político actual?
Emily Carey: Algo que surgió en las reuniones un par de veces fue que describimos a Alicent como alguien que aboga por algo que está claramente en su contra; hoy sería como una mujer pro Trump, es producto del patriarcado. Creo que es un personaje interesante y complejo que es consciente de sus contradicciones y el contexto en el que vive. Los temas de la serie dialogan al 100% con el mundo en el que estamos ahora.
Es fácil pensar en Daenerys la primera vez que vemos a Rhayenyra, ¿cree que podemos encontrar similitudes entre ambos personajes?
Milly Alcock: Pienso en Daenerys como la abuela de Rhaneyra, aunque haya nacido después, porque la conocí primero, así que es un referente. Podemos compararlas simplemente por el hecho de que sus circunstancias son las mismas. Además, la forma en que ven el mundo es bastante, es bastante similar: se cuestionan todo el tiempo, se ven obligadas a demostrar de lo que son capaces constantemente y ambas tienen un corazón muy grande.
Pero en última instancia, lo que es diferente es que para Rhaenyra ser reina es una posibilidad tangible porque ha sido nombrada heredera, y porque los Targaryen están en la cima de su poder, así que encuentra menos resistencia que Daenerys. Al menos sobre el pap
¿Recuerdan qué sintieron al ver el primer episodio o la primera imagen de la serie?
Milly Alcock: Es un cóctel de emociones completamente indescriptible. Orgullo, felicidad, miedo y mucha autocrítica porque piensas en todo lo que podías haber hecho mejor. Es difícil ver tu propio trabajo, pero no lo cambiaría por nada del mundo.
Emily Carey: La primera imagen de la serie que vi fue la primera que rodé, pero no está en el montaje final. Fue la primera que rodamos Milly y yo. Recuerdo, que pedí verla porque estaba emocionada e intrigada. Cuando le dieron al play todo se paralizó. Era sólo un plano general de nosotras dos abrazadas, pero me dieron ganas de llorar, y no sabría decir si eran lágrimas de felicidad o de agobio, si estaba aterrada o si me conmovió la imagen que tenía delante, no estoy muy segura.
Sé que cuando vi completo el primer episodio me emocioné mucho, sollozaba. Son muchos sentimientos y es difícil tratar de expresarlo con palabras; hay adrenalina, estás emocionada, orgullosa por ver tu trabajo y el de todo el equipo, pero también petrificada porque entonces es cuando piensas en toda la gente que lo va a ver y la enorme magnitud de todo esto.
Ambas son de una generación que ha crecido con las redes sociales, ¿os sentís preparadas para el nivel de exposición que llegará con la serie?
Emily Carey: Cuando entras a formar parte de un proyecto de esta envergadura no hay nadie que pueda prepararte para el tipo de escrutinio al que te vas a exponer, no lo sabes hasta que lo vives. A pesar de sus retos y de la parte negativa de las redes, me gusta tener una plataforma en la que puedo compartir cosas. Soy una gran defensora de la salud mental y creo que hay un estigma en torno a esos asuntos, así que uso las redes como una herramienta de divulgación y también para mostrar que soy una persona normal detrás de los personajes que interpreto.
Pero también estoy aprendiendo a dar un paso atrás. Hay una diferencia entre ocultar cosas del ojo público y ser privado, y eso es algo que como mujer de 19 años todavía estoy aprendiendo a navegar.
