La compañía decidió seguir con la producción de sus auto íconico al estar el boom de las marcas eléctricas.
El Ford Mustang no dice "Ford" o "Mustang" en ninguna parte. No hay un óvalo azul en la parrilla ni el nombre del modelo en la parte trasera del vehículo. Pero esta falta de credenciales no impide que todos sepan qué modelo es cuando pasa por la calle.
Mustang. Ese efecto de “reconocimiento inmediato” es una de las razones, quizá la más importante, por la que Ford decidió renovar a su muscle car en un momento en el que sus competidores estadounidenses están saliendo de este segmento para enfocarse en el desarrollo de nuevos SUV y pickups electrificados. Aunque Mustang se ha mantenido durante sus 58 años de existencia como el V8 más vendido en el mundo, se está volviendo un modelo de nicho. El año pasado, Ford logró mover poco menos de 70,000 Mustangs a nivel mundial en 2021,16% menos que en 2020, cuando colocó 80,577 unidades en el mundo, según datos de la marca. La compañía dice que Estados Unidos representó el 76% de todas las ventas de Mustang en 2021. Pero incluso en su mayor mercado, los consumidores empiezan están poniendo su mirada en el Mustang Mach-E de manufactura mexicana. En julio, el modelo eléctrico vendió más que el Mustang tradicional: 4,970 unidades del eléctrico, frente a 3,367 del muscle car de combustión. Pese a ello, el fabricante estadounidense ha decidido nadar contracorriente e invertir en una nueva generación de su muscle car. “Sorprendimos a todos, y los vamos a hacer nuevamente con un Mustang que pone un nuevo nivel de desempeño, estilo e ingeniería estadounidense en manos de los clientes que todavía quieren la emoción y el entusiasmo de un auto deportivo V8”, dijo en un comunicado Jim Farley, CEO de Ford Motor Company.
Reconocido. Aunque no lleva la insignia del óvalo azul, el Mustang sigue siendo la herramienta de marketing más importante del fabricante estadounidense. Incluso, el diseño del crossover eléctrico que Ford fabrica en México está inspirado en el muscle car y cuenta con las luces traseras de tres barras distintivas del Mustang. Como símbolo nacional, el Mustang es para América lo que un Ferrari es para Italia o un Jaguar para Inglaterra.
Pero a diferencia de los dos iconos europeos, el deportivo americano se concibió como un modelo versátil, capaz de satisfacer las necesidades de un amplio abanico de clientes.
El Ford Mustang fue el modelo con más opciones de personalización de todos los coches que salían de las plantas de Detroit en la década de los 60.
