Encuadres... México, Cuba y las oportunidades
Ángel F. Chávez Félix / El Tiempo de MonclovaMéxico y Cuba mantienen relaciones diplomáticas desde hace casi 120 años.
Históricamente, las relaciones entre México y Cuba no han sido perfectas, pero al menos se ha mantenido un intercambio y un profundo compartir no sólo en el ámbito comercial, sino también en lo político, lo cultural, lo artístico y lo académico.
México y Cuba mantienen relaciones diplomáticas desde hace casi 120 años y tal como recordó la agencia EFE hace un par de días, los vínculos no se han interrumpido, en contraste con gran parte del resto de la región, incluso tras el triunfo de la revolución cubana en 1959 y la crisis de los misiles de 1962.
Figuras de la talla de Ernesto “Che” Guevara, Raúl y Fidel Castro, de la mano con otros 79 combatientes, partieron desde México en 1956 en el yate Granma para iniciar la lucha armada que triunfó en enero de 1959 con la caída de la dictadura de Fulgencio Batista.
“(La relación bilateral) no se entiende como lazos históricos entre dos países, sino como lazos históricos entre dos revoluciones”, resumió con atinadas palabras el historiador cubano-mexicano Rafael Rojas.
Y es que cabe resaltar que, en México, durante los 71 años de gobierno del PRI, los vínculos con Cuba resaltan como parte de una política de Estado cuyo eje central fue la independencia con respecto a su vecino, Estados Unidos.
Esa tradición se quebró en 1999 cuando Ernesto Zedillo (1994-2000) hizo un llamamiento por la democracia en Cuba durante una cumbre de líderes iberoamericanos en el país caribeño. En ese mismo año, la entonces secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Rosario Green, recibió a la disidencia en la embajada de La Habana.
El punto más tenso de la relación bilateral llegó en 2002, cuando el entonces presidente Vicente Fox, del PAN, protagonizó el polémico “comes y te vas”, que escaló hasta la expulsión del representante diplomático cubano y la retirada de su embajador en la isla en 2004.
Sin embargo, con el ahora mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, desde sus tiempos como líder opositor, se ha pugnado por una política en contra del embargo estadounidense y el morenista ha ensalzado la figura de Fidel Castro, pues incluso un año antes de su victoria y ascenso al poder, calificó al líder cubano como un luchador social “a la altura de Nelson Mandela”.
Cuba ha respondido con reciprocidad a los gestos de López Obrador, ya que aún con las políticas migratorias de México, que han supuesto el retorno a la isla de 975 personas que llegaron de manera irregular, el gobierno de Miguel Díaz-Canel ha apoyado al del morenista, por ejemplo, con el envío de personal médico especializado para atender la pandemia de COVID-19.
Aún más, este fin de semana en que López Obrador estuvo en la isla, fue honrado con la Orden de José Martí, la más alta condecoración que otorga el Gobierno cubano. Y en tal visita, como era de esperarse, AMLO reiteró su llamado al fin del embargo estadounidense y fue más allá al pedir que no se excluya a ninguna nación de la Cumbre de las Américas, próxima a celebrarse en territorio norteamericano.
Es cierto que la relación entre México y EUA tal vez no tenga el peso suficiente para que las palabras de López Obrador hagan eco en el gobierno de Joe Biden; sin embargo, para un presidente que se dice históricamente respetuoso de los principios de no intervención, este insistente llamado al diálogo como camino hacia la paz, supone una buena forma de hacer notar a nuestro país en la esfera mundial. Valga pues el derecho de la duda para las oportunidades y beneficios que tal postura nos podría aportar.
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