Recientemente, la tensión en Ucrania ha desencadenado en un movimiento de tropas y medios militares sin precedentes en Europa en las últimas décadas, lo cual incluso ha generado temores de un enfrentamiento armado de mayores escalas que las actuales.
La importancia de la apuesta del presidente ruso, Vladímir Putin, ha puesto más de manifiesto el valor estratégico que Moscú otorga a esta nación y explica por qué ha atraído la atención del mundo. Sin embargo, más allá de las preocupaciones de un enfrentamiento armado que avance a nivel mundial, el factor económico también cobra especial relevancia no solo en el área geográfica de Rusia y Ucrania.
Históricamente, Moscú ha apuntalado gran parte de sus esfuerzos en reconstruir su influencia en el espacio postsoviético con diferentes proyectos de integración política y económica. Luego de la caída de la Unión Soviética, surgieron la Comunidad de Estados Independientes y la Comunidad Económica Euroasiática. No obstante, la creación de un bloque que rivalice con la Unión Europea resulta inviable sin la participación de Ucrania. Putin sabe que el éxito de una futura Unión Euroasiática depende de integrar a una de las economías más importantes de la antigua URSS. Con esto, Rusia no solo reconstruiría el mercado común soviético, sino que terminaría con cualquier posibilidad de adhesión ucraniana a la Unión Europea.
Además, la crisis energética que se vive Europa ha resaltado la importancia de Ucrania, pues Rusia es el principal proveedor de gas natural del continente, con un 40% de sus importaciones. Este suministro se realiza a través de los gasoductos que cruzan Ucrania, gracias a lo cual el Estado ucraniano cobra miles de millones de euros en peajes, pero este rol subordina el abastecimiento a las disputas políticas entre Kiev y Moscú. Para no depender de Ucrania, Rusia ha estado diversificando las rutas de suministro con nuevos gasoductos como el Nord Stream 2 y el TurkStream, con los cuales lograría abastecer a Alemania y Turquía, sus dos principales clientes, sin cruzar la frontera ucraniana. En el caso del Nord Stream 2, Rusia conseguiría aislar a Ucrania, dejándola expuesta con menos relevancia geopolítica para Europa y sin gran parte de su poder de negociación con las dos partes.
Sumado a la anterior, es imperante resaltar que Rusia es una potencia en materias primas. Este país es el segundo exportador de gas natural y el cuarto exportador de crudo a nivel mundial. También, es uno de los principales proveedores de aluminio, cobre y paladio, y es el más grande exportador de trigo, con 36.5 millones de toneladas métricas entre 2021 a 2022, de acuerdo con estimaciones de S&P Global Platts Analytics citadas por Expansión.
Así, la posibilidad de un conflicto bélico llevó, por ejemplo, el precio del crudo a su nivel máximo en más de una década, alcanzando niveles récords que se han integrado también en incrementos en productos como el trigo.
Adicionalmente, expertos han advertido que la incursión de tropas no solo afecta en términos del precio del petróleo, sino que también los commodities como el trigo, gas y otros metales se ven impactados.
En lo que corresponde a nuestro país, aunque el conflicto parezca lejano, los impactos ya se hacen notar. México ha defendido reiteradamente su postura pacifista ante los hechos. Reconocible, sin duda. Sin embargo, es tiempo de pensar en paliar las consecuencias. Confío en que nuestro gobierno pueda hacerlo.
