ENCUADRES 'EL CORAZÓN DE SHAKIRA'
Ángel F. Chávez FélixDe acuerdo con la RAE, el amor es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
Arthur Schopenhauer lo ve desde una perspectiva tan meramente biológica y tramposa de la naturaleza que solo busca la supervivencia. Platón lo percibe como una apreciación de la belleza a un rango tan espiritual que es desinteresado y va más allá del placer carnal.
Friedrich Nietzsche, en tanto, es tibio y tan humano que delinea al amor como una fuerza capaz de ser perfectamente egoísta, desinteresada, ambiciosa y misericordiosa al mismo tiempo.
El filósofo alemán, en obras complejas como Humano demasiado humano y otras tantas dignas de cien textos más, señala que hay personas que aman de forma saciada y otras de forma insatisfecha.
Sin afán de alargar, Nietzsche otorga conceptos de humanos que son capaces de despreciar y querer poseer, pero sin detrimento a su idea del amor, donde la relación es sólida, sin jerarquías y con dominios sobre el egoísmo.
Nietzsche abandona el temor, transita por el deseo y lo eleva a una esfera donde el que ama, renuncia y oculta incluso sus propios defectos, pero no por vanidad, sino para no lastimar al otro y no caer en el caos.
Así, el que ama, para Nietzsche, se arriesga, no interpreta tal fuerza desde un enfoque a la orilla negativo, sino que es desprendido, pleno, libre, capaz aun de perdonar los propios deseos de amor del otro. Una múltiple y pequeña salvación del mundo en la que todo acto de amor se posiciona en un punto “más allá del bien y del mal”.
En el videoclip de Monotonía, nuevo tema de Shakira que está a la vista y en la boca de millones, la intérprete se muestra destrozada, atravesada por un amor que se ha pintado insatisfecho, que ha poseído y que ha despreciado. Que la ha dejado con el corazón pisoteado, vulnerado por todos.
Al margen de las interpretaciones y rumores de planas rosas que desate su relación con la persona u objeto amado, Shakira cierra su ciclo con un amor que se antoja sincero, que ha perdonado y que encierra su corazón para entregar la llave a la próxima persona que esté dispuesta a continuar amando.
El amor, al menos el que muestra Shakira, enlaza los tres conceptos básicos que del mismo tenían los antiguos filósofos occidentales: el propio, el otorgado a lo artístico y a lo humano, y aquel que se destina al otro, tomándolo como un referente desinteresado e incondicional.
Shakira -la Shakira de su videoclip-, perdona, pero también se perdona a sí misma. No por haber cometido un error, sino como una prueba de que renunció a tanto y llegó a tanto que ha encontrado lo sublime, o mejor dicho, lo humano de amar.
Shakira y Nietzsche nos recuerdan que hay fracasos, pero vale la pena seguir amando, lo mismo al otro que a los otros y a lo artístico, pero también en sentido vertical.
Ojalá usted, amado lector, tenga valor de amar y ser amado.
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