No es la primera vez que suceden este tipo de “accidentes”.
Hace ya una semana de la tragedia sucedida en la mina El Pinabete, en Agujita, Sabinas, en la que quedaron atrapados diez mineros, mientras que otros cinco lograron salir. Fue el pasado miércoles 3 de agosto a las 13:35 hrs. cuando en medio de los trabajos de excavación los mineros perforaron una línea subterránea de agua que rápidamente comenzó a inundar el lugar. De inmediato se dio aviso a las autoridades y comenzaron las labores de rescate, mismas que muchos consideran fueron lentas, aunque con el avanzar de los días se han puesto todos los recursos en desfogar el agua que impide el rescate de los mineros. La esperanza de los familiares de estos trabajadores de encontrarlos con vida cada día se ve más desgastada y no es para menos, aunque el testimonio de Plutarco Ruíz, un minero que pasó por una situación similar a una profundidad incluso mayor que la que se registra en esta mina de Agujita y fue rescatado con vida después de siete días, mantiene esa pequeña luz encendida esperando lo mejor. Sin embargo conforme pasan las horas, ese límite de siete días se acerca cada vez más y muchos familiares ya se encuentran resignados esperando la peor de las noticias.
Sin duda el rescate en la mina El Pinabete tiene a todo el país con los ojos en Sabinas, pero lo que pocos saben y que en la región carbonífera de Coahuila es muy común, es la falta de condiciones de seguridad laboral mínimas para que los mineros realicen su trabajo sin riesgos. Y ese es el pan de cada día de los trabajadores de la región, quienes por necesidad aceptan correrlos para llevar sustento al hogar. Sobre el tema, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que se encontrarán y castigarán a los responsables en caso de que resulte alguna negligencia, lo cual a ojos de todos es algo más que obvio.
No es la primera vez que suceden este tipo de “accidentes” y mientras no se regulen correctamente estos trabajos, seguirán sucediendo; justo hace un año ocurrió en Múzquiz una tragedia similar en la que coincidentemente siete mineros perdieron la vida tras un derrumbe y aunque organizaciones de derechos humanos ya habían denunciado ante el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Barlett, las pésimas condiciones en las que se laboraba en esa mina, muy poco o nada se hizo ni se ha hecho alegando que la CFE nunca tuvo contratos con ella. Lo cierto es que la muerte encontrada en una mina de la Región Centro de Coahuila, es una posibilidad plausible para todas las personas que viven en estas comunidades y que no tienen otra forma de ganarse la vida porque han practicado este oficio por generaciones.
Por otro lado y hablando del mismo López Obrador, su visita del pasado domingo para enterarse de primera mano de los avances que se tienen con el rescate dejó mucho qué desear. Y es que apenas cruzó un par de palabras con los familiares de los mineros, mismos que externaron su frustración al creer que vendría con nueva maquinaria que agilizara el rescate u otras acciones más contundentes que el sólo hecho de ir a “revisar” cómo van los trabajos de rescate y que realmente nunca se les dijo la intención de la visita del jefe del ejecutivo. “Nada nada más nos dijo que estaba con nosotros, nos saludó y ya se fue”“Señor presidente, le agradezco que se haya venido a tomar la foto con mi dolor, con el de mi familia y el dolor de cada uno de los que estamos aquí, gracias, espero y sus fotografías le sirvan para su política”Fueron algunos de los comentarios que de viva voz expusieron los familiares de estos siete hombres que hasta el momento no han podido rescatar. Ojo aquí, presi, tal vez hasta era mejor no haber ido.
