Desde los orígenes de la Copa del Mundo a finales de la década de 1920, la FIFA pensó muchísimo en escoger el diseño ideal para lo que ellos sería, el torneo más importante en todo el orbe futbolístico y aunque no muchos países confiaban en el plan del máximo organismo rector del balompié mundial, Jules Rimet, presidente de la FIFA por aquellos años, planeó todo para que la copa se llavara a cabo a partir de 1930, tomando en cuenta logística, estadios y hasta un trofeo especial. Es precisamente alrededor de este cetro que gira el mito de su leyenda.
Desde que se decidió la creación del torneo y el trofeo, Jules Rimet afirmó que el primer equipo que lograra ganar el campeonato en tres ocasiones se quedaría con la copa en sus vitrinas hasta la eternidad y a pesar de que Italia se acercó rápidamente al ganar los mundiales de 1934 y 1938, fue Brasil en 1970 tras sus títulos en Suecia 1958 y Chile 1962, quien logró el primer gran dominio en la competición. Una vez conquistada la copa, se les fue otorgado el precioso diseño a la CFB, por sus siglas, Confederación de Futbol Brasileño, quien la guardó en sus instalaciones con equipo de seguridad a prueba de balas, sin embargo, en diciembre de 1983, un grupo de ladrones entró a las instalaciones del organismo amazónico y se robaron el trofeo que Pelé, Garrincha, Jairzinho y Carlos Alberto habían logrado alzar. Después de investigaciones, se descubrió que el argentino Juan Carlos Hernández ideó el plan para robar la copa y además, fundirla para venderla por su peso en oro. El mismo Hernández fue encarcelado a lado de sus complices y repudiado por todo el daño a un artículo histórico con el que Brasil podía presumir ser la primer nación tricampeona del mundo. Hoy en día la FIFA decidió no otorgar más la copa a los siguientes equipos que puedan ganar el cetro en tres ocasiones.
