Y no es una burla y mucho menos una crítica destructiva, es completamente entendible que a Piña le haya quedado grande el cargo.
No cabe duda que los elementos de Seguridad Pública de Ciudad Frontera siguen operando de forma autoritaria, autónoma y agresiva en contra de los ciudadanos, pero no es algo nuevo, es de todos sabido que no importa cuantas administraciones pasen, siempre es el mismo resultado y sin importar el alcalde en turno que se encuentre. Desafortunadamente los alcaldes de la cuidad del riel siempre han sido un cero a la izquierda para los policías fronterenses y en la actual administración aún más con la poca capacidad como mandatario municipal de Roberto Piña.
Y no es una burla y mucho menos una crítica destructiva, es completamente entendible que a Piña le haya quedado grande el cargo. La presidencia municipal no es para cualquiera, se debe tener demasiado tacto, inteligencia para manejar las cosas, carisma para que la gente te acepte y sobre todo el poder de persuasión para lograr convencer masas y a todos los ciudadanos de qué es lo mejor para sus sectores y colonias a pesar de que se opongan a cualquier transformación u obra que se les pretenda hacer en los lugares donde viven.
Las cosas se le complicaron a Piña a tres meses de iniciada su administración y el peor caso es que impuso su autoridad bajo "los suyos" en una obra de la calle Coahuila de la Zona Centro de Frontera sin importar el sentir de los ciudadanos.
El caso amerita una caja de palomitas con un refresco para ver el circo que armaron las autoridades con los vecinos de la calle Coahuila donde el ayuntamiento dio seguimiento a una obra pendiente, pero al oponerse el alcalde tuvo de intervenir pero rodeado de policías que comenzaron a agredir a los ciudadanos para quitarlos y que la maquinaria pudiera comenzar los trabajos de la obra, esto enfureció más a los vecinos al ver que los elementos policiacos comenzaron a someter tanto a hombres como mujeres y ni al alcalde Piña le hacían caso y mucho menos a un mentado "comandante" que les daba la orden de soltar a los vecinos. ¡Vaya que estos policías sacaron el cobre como siempre!
La inexperiencia de Piña como alcalde fue ignorar todo lo que los vecinos exponían y señalando ante los medios que a obra se haría con su aprobación u oposición. Ahí es cuando cualquiera puede darse cuenta que el alcalde es "caprichoso" y no está apto para el puesto ya que no está dispuesto a entablar una mesa de diálogo con los vecinos.
Quizá Piña se sintió con la capacidad de afrontar un puesto de alcalde con todo lo que vivió en la era de Alfredo Paredes en el Ayuntamiento de Monclova donde trabajó primero como asistente personal del presidente municipal y posteriormente en el departamento de limpieza, y a cualquiera se le pudo hacer fácil pensar que si Paredes pudo, cualquiera puede hacer lo mismo con un pequeño esfuerzo de levantarse a las 5 de la mañana para iniciar los trabajos a las 6:00 am sin falta, aunque fuera un secreto a voces que para las 11 ya estaba dormido en su casa.
Pero lo que no contempló Roberto Piña es que Paredes siempre estuvo manejado por terceras personas que lo manejaban de pie a par, como cualquier títere que a través de los hilos los mueven a su antojo, así era como todo funcionaba en el Ayuntamiento de Monclova y si les queda alguna duda recuerden solamente las juntas de cabildo, cuanto algún regidor reclamaba algo a Paredes, este no respondía absolutamente nada y hacía como que la virgen le hablaba y como estatua, callado y sin decir ninguna palabra, no se enfrascaba a discusión con ningún funcionario y eso en algunas ocasiones lo provocaron y era cuando entrababa al quite su secretario del ayuntamiento Blackaller, pero Piña jamás se dejará manejar como títere, su temperamento jamás lo permitirá y será un gran detalle que le acarreará grandes conflictos durante sus tres años de administración pública.
