Estos días que son de fiesta y alegría, para muchas personas es de las épocas más complicadas. El hecho de que podamos sentirnos obligados a estar felices, porque es lo que se espera de nosotros, puede significar que nos sintamos ansiosos.
Se suma el hecho de querer o tener que compartir regalos, aún con personas que igual ni apreciamos, por una cuestión social. Además, la sociedad toda nos ha impuesto la idea de que debemos celebrar en fiestas, con regalos costosos debajo de un árbol, cuando lo más importante debería ser reconciliarnos con familiares, estrechar lazos de amistad, relajarnos un poco del día a día.
Hay personas que les es complicado convivir, no debemos equivocarnos y pensar que les caemos mal, simplemente no está en ellos interactuar como la mayoría lo hace. También es la obligación implícita de agradar a otros, lo cierto es que no debemos forzar a la convivencia si es que no se puede dar de una forma natural. En caso que sea una cuestión permanente habría que buscar ayuda profesional.
En ocasiones es complicado pedir una disculpa o reconocer que nos equivocamos en algo: hay que hacerlo, es un ejercicio liberador y que ayuda a sanar, sobre todo con las personas que apreciamos y queremos, también decirles cuánto estimamos o amamos, porque aunque lo sepamos en el corazón, es dulce cuando lo escuchamos.
Si podemos, hay que marcarle a aquellas viejas amistades con las que no hemos tenido contacto en un tiempo, puede ser una agradable sorpresa escucharlos. Disfrutemos de estos días y hay que recordar (que algunos) ya no estamos en edad para excesos ni de comida, ni de bebida.
Tiempo de compartir
Compartir un poco o mucho de lo que se tiene es lo que le da sentido a aquello que conseguimos. De otra forma es simple avaricia o ambición y al final y como dice la popular canción que interpretó Antonio Aguilar, lo único que nos llevaremos será, un puño de tierra.
Hay escenas telenovelescas o hechos que de pronto nos son compartidos, donde alguien que tiene muy poco lo da todo y alguien que tiene todo, da muy poco, mostrando de alguna forma grotesca y acentuando la idea de que si eres pobre eres más bueno y si eres rico, eres más malo. Hay personas buenas y malas, sin importar la condición socioeconómica.
Hay personas que se hicieron malas por su entorno, y hay personas malas que así les gusta ser. Creo que son más las personas buenas, lo cierto es que cada quien buscará -en un mundo supuestamente libre- lo mejor para sí y los suyos, antes que el bienestar de su comunidad.
Debemos creer y esperar lo mejor de las personas, y que estos días que son un poco de sosiego y de estar en familia, de reafirmar lazos amistosos y familiares, que nos den serenidad y paciencia con aquello que no comprendemos, para iniciar mejor el 2023 que se torna complicado por la situación en general del mundo que nos tocó vivir.
Gracias por leernos y te deseamos Feliz Navidad y un buen inicio de año 2023.
