Manolo Valdés muestra los frutos de su cuarentena en Nueva York
AGENCIAS / EL TIEMPONUEVA YORK, 15 MAY.
Como a buena parte de la población mundial, el coronavirus forzó al artista Manolo Valdés a aislarse, pero lejos de dejarse llevar por la pasividad y el aburrimiento, el español pasó hasta 18 horas diarias dedicadas a su trabajo, y ahora muestra los frutos de ese esfuerzo en la Opera Gallery de Nueva York.
"Es el trabajo del año que he estado recluido en Long Island con la historia de la pandemia". Son las primeras palabras que pronuncia este español afincado en Nueva York desde hace más de tres décadas cuando se le pide que explique el origen de las nuevas piezas expuestas en este espacio del Upper East de Manhattan, donde podrán verse desde el 20 de mayo al 20 de junio.
Para evitar la aglomeración que caracteriza a la ciudad de los rascacielos, Valdés decidió pasar una época fuera de la metrópolis, al este de Nueva York, donde también tiene un estudio desde el que producir sus piezas.
HORAS Y HORAS DE TRABAJO
"No he dejado de trabajar, pero ha cambiado la manera de trabajar porque no he tenido los asistentes conmigo. He tenido que hacerlo solo, y ha sido una obra más pequeña en su escala, y he pasado mayor tiempo con ella porque vivía donde trabajaba", afirmó en una entrevista con Efe el pintor y escultor.
"Me levantaba a las 6 de la mañana y me iba cuando ya el cuerpo no daba mas de sí", detalló el artista, que formó junto al ya fallecido Rafael Solbes el Equipo Crónica (1965-1981), un puntal del pop art español.
Valdés, cuyas monumentales figuras de las meninas de Velázquez en bronce se han convertido casi en parte del paisaje habitual de una larga lista de ciudades, también ha cambiado durante la pandemia los materiales que ha usado en sus piezas.
NUEVOS MATERIALES Y TEXTURAS
El cristal en esta ocasión está muy presente en sus bustos, que utiliza en la creación de cabezas de líneas sencillas en la que apenas se distinguen los rasgos, pero que sin embargo decora con una suerte de coronas hechas de una mezcla de alambres metálicos, clavos de todos los tamaños, o mariposas de hierro.
"Al cambiar de material, en este caso con el cristal, sí que se ha producido un cambio, tanto de texturas como de lenguaje. Estoy bastante contento y bastante excitado con el nuevo material", confesó el respetado artista, cuya carrera se ha visto marcadamente influenciada por las obras de Velázquez, Rembrandt, Rubens, Picasso o Mattise.
Las nuevas obras tampoco fueron fáciles de hacer, contó, porque tuvo que montar junto con sus asistentes sus propios hornos donde procesar las piezas de cristal, puesto que los propietarios de los hornos comerciales no han querido correr el riesgo.
"Es difícil que la industria asuma el riesgo de poner esas cosas de cristal, esas proporciones, y con esos materiales de incrustación de hierros y otras cosas que hacen que a veces estalle y se rompan y puedan dañar los hornos y el entorno", expuso.
En la Opera Gallery ahora expone 17 esculturas, entre ellas varias de sus populares meninas, pero estas hechas de madera y de cristal, y 10 cuadros, en los que utiliza distintas texturas y vivos colores, algunos de los cuales recuerdan al cubismo de Picasso.
El coronavirus no solo no ha frenado el ritmo de trabajo de Valdés, sino que lo ha acelerado, y tampoco ha provocado la cancelación de buena parte de sus exposiciones, ya que buena parte de ellas, que se han llevado a cabo en Roma, París, Estambul, Miami o Corea del Sur, han sido en espacios exteriores.
INSTALACIONES TEMPORALES, POR FAVOR
Además, desveló, está preparando otra exposición en la lujosa Park Avenue de Nueva York, una ciudad que ya ha podido ver sus esculturas frente a la icónica Biblioteca Pública, el espectacular Jardín Botánico o repartidas por todo Broadway.
La mayoría de ellas temporales, para alivio del valenciano, porque la instalación definitiva en un lugar público de una de sus esculturas le provoca "miedo" y "estrés".
"Yo como consumidor, y que paso muchos días en (Nueva York), donde se ponen esculturas por la calle, estoy muy contento cuando veo algo que me gusta, y cuando veo algo que no me gusta pienso 'qué suerte, sé que la van a quitar y van a poner otra '. Y eso es exactamente lo que pienso de la mía. Me da mucho estrés el pensar que se va a quedar para siempre", confesó.
Tras vivir en Nueva York desde hace ya 32 años, Valdés admitió que echa de menos España y tiene planes de volver en algún momento, pero afirmó que también se considera neoyorquino.
"Igual que vine aquí sin intención de quedarme para siempre, tampoco estoy con intención de estar para siempre. Lo que pasa es que el tiempo pasa y creo que ya es inevitable, porque tengo aquí mi vida y una infraestructura", zanjó.
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