Fernández pide investigar deuda con FMI en optimista discurso sobre Argentina
EFE / El Tiempo de MonclovaEl Gobierno negocia con el FMI los requisitos para devolver el préstamo que Macri pidió en 2018
Buenos Aires,- El presidente de Argentina, Alberto Fernández, encabezó este lunes la apertura del año legislativo con un encendido discurso en el que se mostró optimista con la recuperación del país y en el que adelantó la presentación de una "querella criminal" por el endeudamiento, durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"He instruido a las autoridades pertinentes para que formalmente inicien querella criminal tendiente a determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria registra", dijo el mandatario en el tradicional discurso de apertura del periodo de sesiones ordinarias del Congreso.
El político peronista pidió poner fin a las "aventuras de hipotecar al país" y que los responsables "rindan cuentas de sus actos".
El Gobierno negocia con el FMI los requisitos para devolver el préstamo que Macri pidió en 2018 para encarar una fuerte devaluación del peso que dio inicio a una recesión que aún continúa.
El actual presidente, que dedicó gran parte de su discurso de casi dos horas a criticar la gestión anterior, aseguró que el FMI impulsó el otorgamiento del préstamo, el mayor de la historia del organismo, para favorecer a Macri en "la búsqueda de su reelección" electoral.
"Los 44.000 millones de dólares se esfumaron antes que asumamos nuestras funciones en diciembre de 2019", reprochó, y valoró que en su primer año al frente del país se lograra renegociar la "tóxica deuda externa privada".
SU SEGUNDA VEZ
Esta fue la segunda vez -la primera tras la irrupción de la pandemia del coronavirus- en que el mandatario expone ante el Parlamento en este tradicional acto que sirve para hacer balance de gestión y adelantar proyectos.
Este año, se hizo con parte de legisladores participando en forma presencial y el resto vía telemática, y salvo varios miembros del gabinete que sí acudieron, los habituales invitados -gobernadores provinciales, diplomáticos, jueces de la Corte Suprema, entre otros- se conectaron de forma remota.
Tampoco se juntaron apenas militantes políticos ante el Congreso, tras pedir Fernández evitar manifestaciones a su favor para extremar los cuidados.
"Ni un solo día bajamos los brazos. Ni ante la inclemencia del contagio, ni ante la crítica injusta", sentenció el presidente al defender las medidas sanitarias, económicas y sociales tomadas para mitigar el impacto de la covid-19, al tiempo que criticó la "pirotecnia verbal" de la oposición y alertó de que la batalla contra el virus "aún no terminó".
Convencido de que "ningún Gobierno de la Tierra se puede arrogar el privilegio de no cometer errores", destacó, en referencia al escándalo destapado tras conocerse que figuras afines al Gobierno accedieron de forma privilegiada a la vacuna- que él los corrigió "de inmediato" al pedir la renuncia del ministro de Salud.
"La pandemia nos enseñó los peligros de las visiones mezquinas e individualistas. Aprendimos que todos y todas somos vulnerables. Sabemos que el cuidado individual es cuidado colectivo", alegó.
LA RECUPERACIÓN
Las medidas tomadas han sido "fundamentales", según el presidente, para iniciar una recuperación que está siendo "más veloz" de lo previsto: "Sé muy bien que la inmensa mayoría de nuestro pueblo sabe que vamos en camino de recuperarnos y de reconstruir este país", confesó, seguro de que hay que trabajar en una reconstrucción "que podrá sentirse plenamente" tras controlar la pandemia.
No obstante, lamentó que durante el primer semestre de 2020 la pobreza aumentara 5.4 puntos (del 35.5 % al 40.9 %): "Es una situación grave, que vamos a revertir", dijo, pero señaló que "en esta crisis inmensa" la pobreza creció menos que entre 2017 y 2019.
"Necesitamos construir un país antisísmico. Que supere los cimientos de barro que el odio, la división y los fanatismos provocan. Un país que dé seguridad económica y social a todos y todas. Seguridad a las empresas y a los ingresos de los hogares. Seguridad de inclusión social, antes que nada, a los descartados, los invisibles, los olvidados", anheló.
Apostó por exportar más y producir localmente bienes y servicios que hoy se importan e incidió en que la inflación debe abordarse integralmente.
LOS PROYECTOS
En su discurso, en el que estuvo flanqueado por Cristina Fernández, vicepresidenta y titular de la Asamblea Legislativa, y Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, Fernández anunció que impulsará seis proyectos para dinamizar el crecimiento, entre ellos uno que aborda al sector hidrocarburífero, para recuperar el autoabastecimiento.
Además, impulsará una ley para que las facturas de los servicios públicos repercutan menos en el poder adquisitivo de las familias.
Otra de las iniciativas estará enfocada al uso del cannabis con fines medicinales e industriales.
En el lado más polémico, y convencido de que se viven tiempos de judicialización de la política y politización de la Justicia, Fernández ahondó en medidas para la reforma judicial "en su más amplia dimensión", que es "una demanda impostergable de la sociedad".
"Asistimos a condenas mediáticas instantáneas y sin posibilidades serias de revisión", objetó, en clara alusión a las acusaciones de corrupción contra figuras de los Gobiernos de Cristina Fernández como presidenta (2007-2015), incluida ella misma.
Al terminar, Alberto Fernández destacó que la unidad y la solidaridad son "claves" para construir una Argentina que despliegue todo su potencial.
LA OPOSICIÓN
Mario Negri, presidente del interbloque de diputados de Juntos por el Cambio, principal coalición opositora, calificó el discurso como "chato, cargado de incertidumbre" y sin "nada de futuro", así como un "ataque brutal a la justicia" y su independencia.
"Vino a hacerse aplaudir anunciando una denuncia penal por el endeudamiento contra el expresidente Macri", afirmó, y criticó que se obvie la deuda que dejó Cristina Fernández y los anteriores Gobiernos.
Por su parte, Alfredo Cornejo, presidente de la Unión Cívica Radical, lamentó que no hubiera autocrítica y definió el manejo de la pandemia como "pésimo".
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