Feminismo en la 4T
Por: Ángel F. Chávez Félix
En memoria de Ana Karen Aguilar Félix y todas las víctimas de feminicidio.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no es antifeminista. Es decir, no está completamente en contra del movimiento, pero tampoco ha dado señales claras de compromiso con sus causas.
Es cierto que la 4T encabezada por el morenista ha cerrado brechas. Como el mismo AMLO lo ha dicho, tiene el gabinete más femenino e incluso una mujer, Olga Sánchez Cordero, preside históricamente la Segob.
No obstante, aunque durante la ausencia de AMLO por el Covid-19, la propia Sánchez Cordero aseguró que la 4T es y será feminista, el presidente ha omitido declararse a sí mismo como tal, escudándose en que prefiere definirse como humanista.
Esta postura, por un lado, ha resultado gris en cuanto a medidas exigidas por las mujeres. Y por el otro, ha derivado en distintos golpes del mandatario hacia el movimiento.
Muestra de esto, que no se olvida, es la desafortunada declaración que López Obrador hizo en 2020 en el marco del feminicidio de la menor Fátima, al afirmar que la violencia de género en las familias no era algo que caracterizaba a la sociedad mexicana, además, de desestimar el aumento en las llamadas de auxilio realizadas a nivel nacional para denunciar este tipo de violencia.
No se trata tampoco, por supuesto, de satanizar a lo general las conductas nacionales, pero la estadística es fría y señala que tres de cada cinco mexicanas viven en situación de violencia, de acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Reconocer un problema, sería un gran paso para que el Gobierno federal emprendiera acciones concretas de solución.
Otro tema polémico en la 4T es el del aborto, sobre el cual AMLO también se ha mostrado evasivo, al argumentar que es la propia sociedad quien debe definir una postura con base a una encuesta popular.
No puede dejar de mencionarse tampoco, el respaldo casi ciego que el presidente ha dado a Félix Salgado Macedonio para la candidatura de Guerrero, sin llamar seriamente a una investigación real y con un nuevo deslinde al señalar que son los guerrerenses quienes deben decidir sobre el político.
Y a propósito de este tema, resulta lamentable la forma en que AMLO pareciera demeritar los reclamos del movimiento feminista, al cual promete justicia, pero al mismo tiempo acusa que es utilizado por sus opositores con fines políticos y electorales.
Lo dije y lo sostengo. López Obrador no es antifeminista. Su 4T tampoco. Pero no se puede gobernar un país donde la violencia de género y los feminicidios son una realidad, solo con discursos políticos.
La 4T tiene la oportunidad de transformar(se). Mirar al movimiento feminista, visibilizar las problemáticas y emprender acciones puede darle a López Obrador un gran aliado. Es cuando. ¿O usted qué opina?
Macroeditor Web
@afchavezfelix
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