Ana Luísa Amaral y la poesía necesaria contra la injusticia
AGENCIAS / EL TIEMPOLISBOA, 31 MAY.
"Ha sido una felicidad inmensa, una alegría y un honor". Ana Luísa Amaral reflexiona, en una entrevista, sobre el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y sobre su afán por "cruzar la literatura con las cosas importantes de la vida, que son la reivindicación de la justicia".
Amaral (Lisboa, 1956) recibió la noticia de que le habían concedido el Reina Sofía mientras paseaba a su perrita, Millie Dickinson, en homenaje a la poetisa estadounidense Emily Dickinson, que inspiró su tesis doctoral.
"Es un premio de enorme prestigio, hecho para la poesía. Creo que es el más prestigioso en Iberoamérica porque envuelve a todos los países de expresión española y los portugueses en Portugal", señala.
Esta profesora, hoy jubilada, de literatura anglo-americana en la Universidad de Oporto es una experta en Dickinson, pero también una apasionada de los estudios feministas y "queer".
El premio la sorprende trabajando en un prólogo para la obra 'Una habitación propia', de Virginia Woolf, y volcada en su nuevo libro 'Mundo', que saldrá a la venta en octubre.
El Reina Sofía es un "estímulo" para la creación, dice en la entrevista telefónica con Efe en Lisboa, aunque admite que el proceso creativo "no depende" de los galardones.
"Seguiré escribiendo como escribo", sostiene.
LA POESÍA, UNA NECESIDAD PARA LUCHAR CONTRA LA INJUSTICIA
No escribe, afirma, "ni por programa, ni para reivindicar nada", pero su carrera profesional ha consistido en "cruzar la literatura con las cosas importantes de la vida, que son la reivindicación de la justicia".
"Si esa reivindicación pasa por el género, por la clase, la raza o la etnia, además en este momento que está virando para la extrema derecha, entonces más que nunca tenemos la obligación de hacerlo", continúa.
"A la ultraderecha le diría que el odio no conduce a nada sino al odio", denuncia Amaral, quien alerta sobre el discurso de los partidos ultraderechistas: "Es muy preocupante porque hubo un momento en que yo pensaba que había conquistas inalterables, que no se podía volver atrás, y ahora no lo sé".
Por eso, es importante hablar de temas pasados y actuales, como el Holocausto, "el momento más horrible de nuestra historia" y, a su lado "hablar de lo que pasa ahora en Palestina".
"A los israelíes les diría: ustedes, que han sido tratados peor que animales, que han sido discriminados, asesinados, ¿qué están haciendo ahora con sus vecinos, con los palestinos? ¿Cómo los tratan? ¿Qué piensan de ellos?", agrega.
"NO SÉ VIVIR SIN ESCRIBIR"
Esta reivindicación de la justicia ha empapado su obra, que alcanza también el ensayo y la investigación profesional sobre temas como el feminismo o la teoría queer.
"El feminismo no es solamente beneficioso para las mujeres, sino también para los hombres", apunta, convencida de que "la masculinidad es una cosa muy complicada de aprender; esa idea de que los hombres no lloran, es una mentira".
"Los hombres tienen canales lacrimales como nosotras, se pueden conmover. Esta cosa de la virilidad pienso que debe ser horrible", opina.
Estas preocupaciones, "las hago de forma muy consciente en mis ensayos. La poesía es otra cosa sale, de mí, es diferente, pero es natural que esas preocupaciones estén también en mi poesía, pero de otra forma".
"Escribo porque necesito escribir. No sé vivir sin escribir como no sé vivir sin beber agua o sin comer, es una necesidad", matiza Amaral, quien incide en la importancia de la lectura para "crear otras realidades".
"Cuando lees, no solamente creas o generas imágenes mentales, sino imágenes emocionales. El libro, la lectura, nos mueve y nos conmueve".
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