Amasar pan y conversar para combatir la violencia contra la mujer -
EFE / El Tiempo de MonclovaMi intención en ese momento era crear un mapa comunitario. Pero poco a poco me doy cuenta que ese era mi interés
Ciudad de México,- Amasando, horneando y conversando, así es como Las Panas, una organización mexicana, enfrenta la violencia contra las mujeres. Comandadas por varias psicólogas y panaderas, un grupos de mujeres del Estado de México y de la capital conversan sobre sus situaciones de vulnerabilidad, en la mayoría de los casos relacionada con la violencia de género.
"En lo personal venía con muchas dudas y ellas me las están esclareciendo", dijo este lunes a Efe Rosario, una de las tres alumnas que hoy acudió al taller.
En la última sesión, la mujer, que accede a hablar ante las cámaras, aprendió junto a sus compañeras a hacer dónuts, y mientras esperaban a que la masa creciera conversó y aprendió sobre la contabilidad de un emprendimiento con alimentos.
Y eso es lo que, después de varios años buscando el camino para aportar conocimiento y apoyo psicológico a mujeres con situaciones de vulnerabilidad y violencia, están haciendo en Las Panas, cuya fundadora, Rosalía Trujano, se dio cuenta del poder del pan tan pronto comenzó a hacerlo en un colectivo.
"Me di cuenta de que podía convivir con mis compañeras de otra forma cuando hacíamos pan. Se daba una convivencia bien distinta, sobre todo en tiempos de descanso que era cuando la masa leudaba (crecía por la levadura) y cuando los metíamos al horno. Esos tiempos nos daban la oportunidad de convivir, de compartir saberes, de darnos consejos", dijo a Efe la fundadora.
Trujano, psicóloga y trabajadora social de profesión, creó el proyecto hace tres años, que fue encaminando hasta la situación actual, después de comenzar a hacer pan con sus vecinas en su piso del centro histórico de la capital mexicana, con la finalidad de crear lazos.
"Mi intención en ese momento era crear un mapa comunitario. Pero poco a poco me doy cuenta que ese era mi interés, no el de las vecinas, el de ellas era convivir", detalló.
Mientras el pan se horneaba, sus vecinas empezaban a contar situaciones de su vida y, a medida que pasaban las sesiones, comentaban temas más personales como que sus hijos estaban en la cárcel o que no tenían dinero.
"Muchas de las cosas que contaban tenían relación con violencia de género", concretó Trujano.
De acuerdo a los recuentos de organizaciones y asociaciones civiles, en este país son asesinadas más de 10 mujeres cada día. Y los datos oficiales recogen en 2020 un total de 967 feminicidios, asesinatos por razón de género.
Unas cifras trágicas que impulsado el movimiento feminista en los últimos años.
Por eso, la metodología de las sesiones evolucionó hacia las situaciones de vulnerabilidad y las violencias contra las mujeres y Rosalía buscó este taller como una herramienta más para reaccionar de la mejor manera posible ante situaciones de violencia.
Durante el taller, se intercalan explicaciones sobre dónde acudir o protocolos de actuación, por poner un ejemplo.
Además, en su local actual, tienen un espacio donde ofrecen terapias individuales a las mujeres que acuden a los talleres, para profundizar en temas que abrieron durante las sesiones de pan.
AUTONOMÍA ECONÓMICA
Son varias las psicólogas y las panaderas que integran el equipo de Las Panas, entre las que se encuentra Mafer Rodríguez, quien conoció a Trujano hace dos años e imparte actualmente el taller de pan que está enfocado a mujeres de la periferia.
"Lo que mas me gustó de Las Panas es cómo se integra. Para mí es muy importante que las mujeres tengan otras herramientas que les permitan autonomía económica. Es un proyecto súper integral porque se juntan, comparten experiencias, trabajan las emociones y (los talleres) se vuelven súper catárticos", dijo la panadera, quien siempre enfocó su trabajo hacia lo social.
Y es que además de conversar y contar vivencias personales, también se les da a las asistentes formación sobre emprendimiento y cómo iniciar un negocio de pan de manera que produzca buen rendimiento.
"Se me está haciendo muy bonito y muy divertido. Estoy aprendiendo y estoy viendo un modo de obtener medios económicos", explicó Rosario, que si bien no ahondó en su vida personal, detalló que fue su hija quien le dijo que debería acudir porque la vio "encerrada y deprimida en casa" cuando ella toda la vida ha sido una mujer muy activa.
UNA RED INQUEBRANTABLE
Sin embargo, la pandemia dificultó el objetivo más importante de Las Panas, que es "crear una red de mujeres" en la que se mantengan todas conectadas para ayudarse mutuamente en situaciones diversas.
Pero Rosalía y todas sus compañeras se dieron a la tarea de no perder el contacto con quienes habían estado acudiendo a los talleres, algo que no fue fácil porque algunas de ellas no tienen ni teléfono móvil.
Ahora poco a poco van retomando los talleres -con aforo reducido y todas las medidas- y mujeres como Rosario esperan ansiosas a que llegue el sábado cada 15 días.
"Venir aquí nos hace sentir como una familia", dijo.
Además de los talleres gratuitos para mujeres de la periferia, con diversidad funcional u otras situaciones de vulnerabilidad, Las Panas también ofrecen talleres con "costo de recuperación" para quienes tienen la posibilidad de pagar. Con esta sesión pagada, se financia otra gratuita para mujeres en situación de vulnerabilidad.
Todo con el objetivo de que el proyecto pueda ser autosustentable.
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