Los territorios palestinos, con unos cinco millones de habitantes, registraron 724 contagios de COVID-19 en las últimas 24 horas, su récord de casos diarios desde el inicio de la pandemia.
Los números van al alza tanto en Cisjordania ocupada como en Gaza, explicó a Efe un portavoz del Ministerio de Sanidad. Según sus datos, 40 pacientes están ingresados en condición crítica, seis de ellos conectados a respiradores.
Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza recibieron un impacto moderado del virus en su fase inicial, en marzo y abril, pero la segunda ola en la que están inmersos este verano cambió la situación.
Desde marzo registran un total de más de 28.000 casos -unos 10.000 siguen activos- y 160 fallecidos. La mayoría de muertes -unas 150- se han producido los últimos dos meses y en la actualidad no hay ningún territorio que esté a salvo del virus.
Gaza consiguió en los últimos seis meses evitar su propagación interna, pero esta semana registró los primeros positivos por contagio local, en un campo de refugiados, y los positivos en la franja se han multiplicado por veinte en solo tres días.
Las autoridades del enclave, gobernado por el movimiento islamista Hamás, adoptaron un estricto confinamiento que debería levantarse este sábado, aunque podría extenderse más si la curva de contagios sigue aumentando. Por ahora la población sigue encerrada en casa y sale solo para necesidades esenciales. Únicamente panaderías, tiendas de alimentación y farmacias están abiertas.
Los trece hospitales públicos de esta franja superpoblada, en la que viven unos dos millones de personas, están en estado de alerta para contener la propagación del virus.
Gaza, castigada por un férreo bloqueo israelí impuesto desde 2007, tiene escasos recursos médicos y un sistema sanitario frágil que podría verse rápidamente abrumado por la expansión de la pandemia, un panorama que autoridades, organismos sanitarios y organizaciones humanitarias quieren evitar a toda costa.
