Cumple medio siglo el cómic mambí que enamoró a los cubanos
AGENCIAS / EL TIEMPOLA HABANA, 26 agosto.
Francia tiene a Astérix y Obélix, España a Mortadelo y Filemón, Argentina a Mafalda y Cuba a Elpidio Valdés: un mambí animado que cumple 50 años este agosto convertido en símbolo entrañable de la identidad isleña y uno de los pocos capaces de unir sin reclamos a un país cada vez más polarizado.
Sería muy raro encontrar a un cubano que no sienta especial cariño hacia Elpidio. La gran mayoría puede recitar de memoria frases y hasta diálogos enteros de los cortos y películas del personaje, nacido en 1970 de la pluma y el ingenio del recién fallecido Juan Padrón.
"En un país donde ha habido tanta lucha, donde nunca hemos dejado de combatir, donde siempre ha habido un enemigo contra el cual luchar, Elpidio Valdés ha sido el símbolo, el personaje que logra sintetizar y aunar los afectos de todos los cubanos, independientemente del color que quieran vestir", aseguró a Efe Silvia Padrón, hija del historietista y cineasta.
Leyenda cubana de la caricatura y maestro del gracejo criollo, Padrón (1947-2020) sacó a los luchadores independentistas cubanos de los rígidos e incompletos libros de texto, los volvió divertidos, interesantes, cercanos, y en el proceso enseñó a generaciones de cubanos a entender y conocer mejor su historia.
Su humor mordaz hizo que incluso los personajes antagónicos, en su mayoría militares españoles pero también colaboradores cubanos y terratenientes estadounidenses, se hayan vuelto entrañables, aunque la representación de los ibéricos levantó alguna que otra roncha y fue hasta motivo de quejas diplomáticas en sus inicios.
El salto a las pantallas chica y grande a principios de la década de 1980 terminó de convertir al insurrecto en el animado cubano más famoso de Cuba. La ya antológica "Balada de Elpidio Valdés", compuesta e interpretada por Silvio Rodríguez sobre la música de Lucas de la Guardia, es una pieza icónica por mérito propio.
La familia de Juan Padrón, apoyada por instituciones como el Ministerio de Cultura de la isla, no ha querido pasar por alto el medio siglo que el mambí cumple este mes.
Para celebrarlo, Elpidio debutó oficialmente en redes sociales, estrenó web y llegó a los móviles en forma de "stickers", con algunas de sus frases más antológicas.
"La campaña que hacemos no es de un día, sino una jornada, porque 50 años no es un número menor", destacó la hija del ilustrador, quien adelantó que preparan una compilación de todas las tiras, la reedición revisada de "El libro del mambí" y la apertura para 2021 del centro cultural "La Manigua", un viejo sueño de su padre.
UN MAMBÍ QUE NACIÓ GRACIAS A UN SAMURÁI
Antes de ser coronel del Ejército Libertador cubano y cargar al grito de "¡Al machete!" contra las tropas españolas, Elpidio Valdés nació dentro de una historieta que Padrón dibujaba en 1970 sobre el samurái Kashibashi en el entonces semanario infantil Pionero.
El personaje secundario eclipsó al protagonista y pronto tuvo tira propia junto a su fiel corcel Palmiche, su novia y después esposa, la capitana María Silvia, el comandante Marcial, el corneta Pepito, la niña Eutelia o el inventor Oliverio.
Como antagonistas el general Resóplez, los coroneles Cetáceo y Andaluz, el latifundista estadounidense Míster Chains (Cadenas) y el capitán de la contraguerrilla cubana, el "rayadillo" o colaborador, Media Cara, personajes que los isleños "aman odiar".
Nadie se libra del choteo, ni los mambises ni los "gaitos" - derivado de "gallego", apelativo con el que los cubanos se refieren aún a todos los españoles-, aunque hay que reconocer que la peor parte la llevan los ibéricos, sátira de la que no se salva ni el capitán general Valeriano Weyler, uno de los pocos personajes reales dibujados por Padrón.
La hipérbole y la "descarga" inicial de las primeras caricaturas y cortos animados, donde el mambí lo mismo bateaba una bala de cañón que Palmiche peleaba con un caballo karateka (y le ganaba), con el tiempo dieron paso a un Elpidio más "realista" aunque igual de gracioso.
Según confesó el propio Padrón, el propósito cambió: quería enseñar de una manera divertida a los niños cómo fueron las guerras de independencia cubanas del siglo XIX, sobre todo la última, la Necesaria (1895-1898), en la que participa Elpidio, hijo a su vez de un oficial mambí que luchó en la Guerra Grande (1868-1878).
Para lograr una mayor autenticidad, el caricaturista emprendió un estudio riguroso sobre los uniformes, el armamento, las tácticas militares, la vida en campaña y hasta lo que comían los insurrectos, y le quedó tiempo para crear otros personajes, entre ellos los emblemáticos "Vampiros en La Habana".
La investigación se convertiría en "El libro del mambí", en el que nunca dejó de trabajar y del que preparaba una tercera edición revisada y ampliada cuando falleció en marzo pasado.
Esta obra, junto a la compilación de todas las historietas de Elpidio, a cargo de su hijo Ian Padrón, será un regalo para lectores y joya para los coleccionistas.
50 AÑOS DE UN SÍMBOLO
"Elpidio Valdés es un símbolo de cubanía. Como Argentina tiene a Mafalda o Francia a Astérix (...). Es una responsabilidad bien grande mantener el legado vivo, un gran desafío para el cuál estábamos empezando a trabajar, y que ahora con el fallecimiento repentino (del caricaturista) se hace mucho más grande", confesó Silvia Padrón.
Cercana colaboradora de su padre y orgullosa de tener en Elpidio, "un hermano ideal que solamente ha traído alegrías" a su familia, Silvia espera ahora volver realidad al fin un proyecto en el que el padre e hija trabajaron los últimos tres años: el centro cultural y creativo "La Manigua", basado en el "espíritu y los valores" de la obra de Padrón.
Su construcción comenzará a finales de año en el barrio habanero del Vedado y la inauguración en 2021 vendrá a "satisfacer el vacío que hay en la ciudad de un centro cultural dedicado exclusivamente a los niños", indicó.
Esta suerte de "hogar" de Elpidio Valdés y su tropa tendrá salón de exhibiciones, una cinemateca, un patio de juegos y salas donde se impartirán talleres sobre dibujo y otros temas que "conectarán con la historia de Cuba y su identidad, siempre de una manera divertida".
"Elpidio saca lo mejor de nosotros: el sentido del humor, el poder reírte de ti mismo, el amor a tu país (...) ese sentimiento de unidad que se sintió con el fallecimiento de mi padre, incluso gente que estaban en polos muy diferentes", subrayó.
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