De cosas varias.

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Luis Rodríguez

Sobre el desabasto de cerveza.

Las compras de pánico siempre nos han caracterizado como sociedad y esta no ha sido la excepción. 

Recién comenzaba el brote de infección en la ciudad, y en todos lados se agotaron cubre bocas, gel antibacterial y hasta la tela usada para fabricar los primeros.

Se compraba más de lo necesario, lo que generaba una falta de estos artículos para la población en general.

Hace unas semanas también se veían los carritos de supermercado repletos de papel higiénico que, sin duda, terminó generando espacio innecesario en los hogares de quienes los compraron.

Bueno… por lo menos no han tenido que salir de casa por papel higiénico en las últimas semanas.

Enseguida, con el anuncio por parte del gobierno federal en el que se informaba que se dejaría de producir cerveza, se generó una sobre demanda del líquido que no precisamente acabó con las bodegas en ese momento repletas de los expendios y establecimientos que ofertan este producto.

Lo que sucedió, es que a final de cuentas se terminó consumiendo para seguir comprando con normalidad… hasta estos días.

Se supo de casos en los que las despensas no estaban surtidas por usar el recurso en bebidas alcohólicas, principalmente de cebada.

Mucha cerveza, pero poca papa en algunos hogares. Cerveza que de antemano se agotó de los refrigeradores particulares antes de lo previsto.

Hoy ya es otro cantar.

Hoy se hacen filas en expendios y tiendas de conveniencias como las que no se ven ni en las tortillerías para comprar ‘aunque sea un six’, mismos que se venden hasta en $150 pesos.

Lo impresionante de todo es que, aún así, la gente los paga y espera por su producto pacientemente. Paciencia que ni de broma se ve en las filas del seguro social para ‘sacar cita’.

Ahí es obligación del personal atendernos ¿verdad?

Paciencia la que tuvieron los “coyotes” que compraron suficiente cerveza y supieron guardarla para cuando llegara este momento e imponer sus precios.

Precios totalmente desorbitados e irracionales a los que no ponemos “peros” y pagamos sin preguntar. Al final, nos lo merecemos ¿no?

Hay incluso ciudades en donde la violencia intrafamiliar incrementó en un porcentaje significativo por la falta del ‘vital líquido’ y los gobiernos municipales se vieron obligados a reactivar la venta.

Si bien es cierto que la medida de parar la producción cervecera y por consiguiente su distribución me parece algo absurdo, creo que no es motivo para que arriesguemos nuestra integridad y la de nuestra familia para conseguir algo “pa’ la calor”.

Nada nos cuesta esperar un par de semanas más en lo que todo vuelve a la normalidad (al menos en este sentido, porque parece que todavía va para largo con estas acciones).

Se entiende que en el norte somos cerveceros, que las carnes asadas están a la orden del día y que si no sabes prender carbón fracasaste como norteño, pero no hay que ser.

Dejemos ese ingenio para abastecernos de algo que, por el momento, no es de primera necesidad y vamos a utilizarlo para el beneficio de los nuestros.

Dejemos que todo fluya conforme tenga que fluir.

Recordemos que aún somos la ciudad con más casos per cápita de contagios por COVID-19. Seguimos siendo el epicentro estatal. Somos el caso más grave del estado e incluso del país.

Vamos por buen camino en la batalla contra el mal que nos contrae. No lo echemos a perder por unos cuantos mililitros. Ya habrá chanza de tomarnos una buena cerveza; sobre todo en estos días tan calurosos que nos aquejan por la temporada.

Hasta entonces: ¡salud!

 

Twitter: @rockrdz

E-mail: [email protected]

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