¡Al pesebre… fieras! Pagar por uso
Por: Jorge MartínezPagar por uso
Con la entrada en vigor de las adecuaciones a la Ley del IVA de diciembre de 2019 y en la cual se buscó la obligatoriedad de las plataformas digitales a retener el impuesto a los servicios prestados en nuestro país, todas las empresas que así funcionan han ido modificando tarifas para cobrar el IVA. Ciertamente algunas ya lo venían haciendo desde hace tiempo, pero es ahora cuando lo vemos, ya que la mayoría está trasladando ese costo al usuario final que es quien ve como suben y no hay de otra, o se paga el nuevo precio o se deja de disfrutar del servicio.
Los más recientes fueron el caso de Spotify y Adobe, la primera es la más grande plataforma de música en cuanto a usuarios se refiere, la cual tiene 270 millones de usuarios y unos 130 millones son los que pagan por el servicio premium que permite disfrutar sin restricción todo su catálogo, descarga para escuchar en dispositivos sin internet, etc. El caso de Adobe y sus emblemáticos programas de edición fotográfica (Photoshop y Lightroom) es otra que anunció para este mes el aumento. Desde hace años, Adobe ha marcado la pauta en cuanto a edición digital se refiere, si bien hay alternativas más baratas y algunas de uso libre y gratuitas, la mayoría de diseñadores y fotógrafos prefieren a esta empresa por la superioridad que la ha caracterizado en el pasado y porque es lo que conocen.
El asunto es que mucha gente decide que es mucho lo que cobran por el paquete fotográfico y prefieren en lugar de usar alguna alternativa (Darktable, Gimp, el software de las mismas marcas fotográficas que por lo general incluyen con sus productos de forma gratuita), utilizar software sin pagar el licenciamiento, peor aún, pagar a particulares por copias no autorizadas que sólo ponen en riesgo su trabajo y equipo de cómputo en donde ejecutan dichas aplicaciones.
Para el caso de una persona no es mucho los aproximadamente 220 pesos que se pagan mensualmente (para una empresa cambia, ya que las licencias son desproporcionadamente más caras) si es que la actividad para la que se utiliza el software es con fines comerciales. En el caso de que no fuese así, las herramientas libres y/o de la empresa del equipo fotográfico deberían ser suficientes para la edición fotográfica. Pero estamos acostumbrados a querer siempre lo mejor y más moderno y si fuese posible, no pagar por ello. Es claro que en el mundo de la fotografía y edición no es lo único, queremos obtener contenido gratuito en línea (películas, música, aplicaciones, noticias) pero cuando se trata de contenido generado por nosotros es cuando ya no es agradable. Si por ejemplo publicamos una fotografía y de pronto anda circulando en medios que la exploten (anuncio, impresión o en línea) lo que exigimos por un lado es la adecuada atribución -las fotos no se hacen solas- y si hay ingreso de por medio, una retribución. Siendo así, lo lógico es pagar por las herramientas que en primer lugar nos permitieron generar ese contenido.
Desde hace años, muchas empresas hacen convenios con universidades para ofrecer su software de forma gratuita (Microsoft con su Office, Google con Drive) para docentes y estudiantes, porque saben que cuando estos últimos egresen -y ahí la trampa-, seguirán utilizando sus productos porque es lo que conocieron. Ya en 2007 Microsoft públicamente declaró: “si van a piratear software, que sea el nuestro” — Jeff Raikes, presidente de Microsoft Business Group.
Jorge Martínez Mauricio - instagram.com/tar.mx
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