Habitantes del Municipio de San Buenaventura arribaron hasta la Presidencia Municipal de Monclova para denunciar públicamente cómo la Financiera Crédito Útil ha intentado embargarlos de forma ilegal con ayuda de Policías Municipales y de Fuerza Coahuila.
Everardo Cerda de la Cruz, uno de los afectados explicó que desde hace tiempo iniciaron créditos grupales, donde algunos recibieron 10 mil pesos, otros solamente 5 y en algunos casos sólo 3 mil pesos, donde los intereses actualmente son de 30 mil pesos, cantidades que hoy les cobran a pesar de que algunos si pagaron.
Lo que no están dispuestos a aceptar es que gente de esta financiera intente amenazarlos y asustarlos con la ayuda de Policías Municipales, quienes acuden sólo para atemorizarlos y exigirles los pagos del supuesto adeudo amenazándolos con embargarlos.
Viridiana Valdés, otra de las afectadas narró que se les hace injusto el aviso que les lanzó dicha financiera, donde les dice que aquellos que tienen solvencia económica son los que tendrán que pagar por todos aquellos que quedaron mal con sus pagos.
Por si fuera poco, hace días gente de la financiera con Policías Municipales y de Fuerza Coahuila, ingresaron a su casa, intimidando a la familia, por lo que rápidamente les pidieron documentos que les autorice el ingreso al domicilio y al no demostrarlo de fueron de inmediato.
“El policía no nos dijo nada, pero sabemos que los llevaron para intimidarnos, pero mi mamá les exigió un papel que pueda avalarlos para ingresar a un domicilio particular y fue entonces cuando comenzaron a retirarse, pero se quedó un Licenciado de la Financiera y nos dijo que yo les iba a pagar, pero no les voy a pagar algo que no les debo”, finalizó.
Los afectados fueron acompañados por Antonio Martínez Alvarado, Presidente de Derechos Humanos de una Organización No Gubernamental, quien dijo que los representará también para iniciar una denuncia penal, puesto que existe un Juez que está involucrado en este caso.
Y es que existen más irregularidades como el interés sobre el interés, a lo que llamó usura, un interés desproporcionado que se cobra a cada persona sobre cuestiones de préstamo, un anatocismo que la misma ley indica que no debe aplicarse.
