MARCO ESCALERA/REPORTERO
Con la melodía, “descansa mi amor” del Komander, reproducida desde un teléfono celular pegado al cristal de su féretro, fue como familiares, amigos y compañeros voceadores dieron el último adiós a Pablo Mata Sánchez, quien falleció a los 18 años de insuficiencia renal con la cual luchó durante dos años y medio.
Su cuerpo fue velado en la capilla de la Sección 147, para luego ser trasladado a temprana hora de este jueves a la Iglesia San José Obrero en punto de las 8:30 horas donde se le brindó una misa de cuerpo presente, en la que se pidió por el eterno descanso de un joven guerrero que luchó contra la insuficiencia renal hasta el último día de su vida.
Posteriormente se procedió con un pequeño cortejo fúnebre con dirección al panteón Sagrado Corazón de Estancias, donde antes de sepultar su cuerpo, sus familiares directos abrieron una vez más su féretro para darle el último adiós a un joven que durante los 18 años de su vida mantuvo una sonrisa y fortaleza a pesar de la enfermedad que lo mantenía agotado por tanto medicamento.
Su madre, Patricia Sánchez Díaz, inundada por un dolor incomprensible, observaba por última vez el rostro de su hijo, a quien le decía con palabras de enorme dolor que ya estaba descansando que ya estaba con su padre como muchas veces en vida lo deseaba el mismo “Pablito” como lo conocían muchas personas.
Uno de sus familiares, tomó su teléfono celular y lo colocó sobre el cristal del féretro de Pablo, para reproducir una melodía que lleva por título “Descansa mi amor” del “Komander”, que hace referencia a guardar en la mente su sonrisa, caricias que nadie podrá borrar, y que a pesar de tener el corazón destrozado, confían en que el sufrimiento de Pablo ha terminado.
Mientras avanzaba la melodía, era más el llanto de su madre y de aquellos que querían a Pablo Mata, sobre todo al identificar a este joven con la letra de esta canción en el espacio justo, donde menciona que no perdió, sino al contrario, supo ganar, mil batallas pudo enfrentar, pero Dios lo quería con cariño y por eso este niño se quiso llevar.
Posteriormente procedieron a sepultarlo ante la tristeza de todos los presentes que acompañaron a este joven hasta en todo este proceso de velación y sepultura.
Cabe señalar que los gastos funerarios corrieron por cuenta de personas que apreciaron mucho a Pablo y que lo ayudaron durante su enfermedad, ya que su familia es de bajos recursos, pero prefirieron mantenerse en anonimato sin reflectores, sólo con la satisfacción que genera un altruismo de esta naturaleza.
Otra de las personas que nunca se despegó de este velorio, misa y funeral, fue Alma Pérez, quien dirige la Asociación Civil denominada “Soplando Vidas”, una organización que desde que Pablo inició con la insuficiencia renal le apoyaron en todo momento y de una manera incansable.
