Agencias/El Tiempo
Con un arpón, en el momento más doloroso en lo mental para su oponente, y casi de milagro al final, Portugal salvó el pellejo y avanzó a la segunda ronda en Rusia 2018. El conjunto lusitano apenas empató, con sobredosis de angustia, 1-1 con Irán, quedó en segundo del Grupo B, y con ello enfrentará en Octavos de Final a Uruguay. Lejos, muy lejos de lo fácil y sencillo fue la igualada para los portugueses con todo y que el centro de atención en la grada, y en la cancha, era una vez más Cristiano Ronaldo. Irán salió como una fiera a morder cada centímetro del campo, con demasiado corazón, con entusiasmo por provocar la caída del campeón europeo, pero careció de inventiva en la zona de definición. Se atrevió, mostró coraje con las escapadas de Vahid Amiri y Sardar Azmoun, pero ya en ese último tercio la inseguridad lo atrapó. Portugal manejó más tiempo el balón, sí, pero poco pudo hacer con él. CR7 muy aislado, en contadas ocasiones quiso acarrear y disparar, sin encontrar el espacio ni el tino. Incluso tuvo en sus pies la ocasión más clara, sin tanto iraní enfrente, en un penal que el silbante paraguayo Enrique Cáceres sancionó tras consultar con el sistema de videoarbitraje al minuto 50. Cristiano disparó a la izquierda del arquero persa Alí Beiranvand y éste le adivinó para detener el envío. Antes, llegó el golpe mortal para Irán. Justo cuando mayor confianza parecía tener el conjunto asiático, cuando aspiraba al descanso para animarse más con el 0-0, apareció Ricardo Quaresma para el zapatazo de derecha que venció a Beiranvand. Era el 45'. Ya en el complemento y tras la falla de Ronaldo el cotejo elevó su temperatura. Reclamos, juego ríspido, un Irán dispuesto a morir con la cara en alto y un Portugal cada vez más con un pie sobre su cuello. El técnico de los persas, irónicamente el portugués Carlos Queiroz, reclamó también un penal para su causa para que se viera en el VAR, pero Cáceres lo calmó. Sin embargo, ya en la reposición sí le hizo caso y decretó la pena máxima. Karim Ansarifard la volvió gol para desatar la locura en la Mordovia Arena entre los aficionados iraníes.