VANGUARDIA / EL TIEMPO
Ciudad de México.- Los tiempos de la energía fósil y barata en la que se basa el crecimiento económico de nuestra sociedad se acabaron y es necesario poner límites al consumo energético y planear el “descrecimiento” de la economía, de acuerdo con académicos universitarios.
En el coloquio “Desafíos económicos del futuro energético de México”, celebrado ayer en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se planteó que la producción de electricidad a partir de fuentes renovables, como la solar y la eólica, no alcanzarán para cubrir la demanda de energía del país en las próximas décadas, cuando baje la disponibilidad de petróleo, por lo que controlar la demanda de energía es la única opción para evitar el riesgo de escasez y desabasto en el mediano plazo y del eventual colapso de la economía.
En el encuentro, realizado como parte de “Primera Conferencia Norte-Sur de Degrowth-Descrecimiento, México, 2018”, a celebrarse en la capital del país en septiembre, Luca Ferrari Pedraglio, investigador del Centro de Geo-Ciencias de la Universidad, planteó que nuestra sociedad tiene una ideología del crecimiento económico infinito. Sostuvo que, sin embargo, crecimiento exponencial no puede ser infinito en un planeta finito y no es positivo.
El precio del crecimiento exponencial, que en este momento está construido a partir de la energía que se obtiene a partir de los combustibles fósiles, ha llevado a la deforestación, la sobreexplotación del agua, la contaminación, la extinción de especies.
Hoy, además, es necesario invertir cada vez más energía para conseguir los energéticos y mantener el nivel actual de consumo energético. “Eso explica por qué desde hace una década el costo de la energía es progresivamente mayor”. Indicó que en ese lapso, las inversiones para producir petróleo en el mundo han aumentado un 70 por ciento y la producción sólo ha crecido un 16 por ciento.
En México, el pico máximo de los mayores descubrimientos de yacimientos petrolero ocurrió en los años 70, explicó Ferrari. Hoy, explicó, aún hay nuevos pozos, pero son más pequeños y es más costosos extraer los hidrocarburos de ellos.
“La energía barata ya se acabó y el descrecimiento de la economía es inevitable”,dijo.
Edgar Ocampo Téllez, profesor de la Universidad y del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) planteó que el crecimiento ilimitado de la demanda de energía aumentará la dependencia de las importaciones de gas y petróleo, a pesar de que se invierta fuertemente en energías renovables.
De continuar el aumento del consumo energético, “las energías renovable no nos resolverán el problema de sustituir a los combustibles fósiles”, dijo.
El control de la demanda de energía en México es la única opción para evitar riesgos de desabasto y escasez en el mediano plazo, aseguró.
Planteó que es fundamental hacer un inventario del potencial nacional de los recursos energéticos fósiles y renovable, para poder calcular cómo deberá “descrecer” la economía y adaptar la demanda de energía a los recursos disponibles.
Explicó que hoy más del 54 por ciento del consumo de energía en México viene del petróleo y sus derivados, el 31 por ciento del gas, la leña y el carbón son alrededor del 10 por ciento, la. Energía nuclear el 1 por ciento, la energía hidráulica es el 2 por ciento, y las energías solar, eólica y geotérmica el 1 por ciento.
Juan Arellanes Arellanes, investigador de la Universidad Anáhuac, planteó que en paralelo al crecimiento de los indicadores de desarrollo económico y humano que se ha registrado desde 1950, ha aumento el consumo de energía. Pero que mantener este ritmo es inviable.
Explicó que México está en camino de dejar de ser un exportador de petróleo y de convertirse en un importador neto. Mostró datos gráficas que indican que si se mantienen las tasas actuales de exportación de petróleo crudo, importación de gasolinas y compra de hidrocarburos del extranjero, en enero de 2020 la capacidad exportadora de México habrá caído a cero.
Fluvio César Ruiz Alarcón, consejero profesional independiente de Petróleos Mexicanos (Pemex), planteó que es complicado que se dé la reversión de la reforma energética.
Pero hizo algunas recomendaciones para la política de hidrocarburos del siguiente gobierno, que incluyen la suspensión de las licitaciones internacionales de contratos de exploración y explotación de hidrocarburos.
También propuso medidas para disminuir la dependencia energética, como incrementar la capacidad de producción de hidrocarburos refinados en el país, y aumentar las capacidades de transporte, distribución y almacenamiento de petróleo y sus derivados.
Habló también de incrementar la inversión en transporte público y racionalizar el consumo de energía.