REDACCIÓN/EL TIEMPO
Desde que era adolescente, Nohemí Campos Bretado, tenía problemas de agruras, reflujo y otros malestares que afectaban su calidad de vida, en la búsqueda de soluciones, médicos del IMSS le detectaron reflujo gastroesofágico o hernia hiatal.
La hernia de hiato (HH) es una entidad anatómica muy frecuente, que consiste en que una parte más o menos amplia del estómago se introduce hacia la cavidad torácica a través del hiato diafragmático.
Aunque es una enfermedad muy común entre la población, pocos le prestan la atención, se auto medican y puede convertirse en el peor de los casos en cáncer, explica el Cirujano General y en Laparoscopía avanzada, Luis Enrique Padilla Montes.
Como Nohemí, hay un alto número de personas, que viven con la enfermedad sin que nadie pueda ayudarles, sin embargo, Campos Bretado expresa con agradecimiento que en el Hospital General de Zona No. 7 encontró el apoyo que esperaba.
Relata que desde pequeña padecía reflujo y que usaba hasta tres o cuatro almohadas para poder dormir, estaba cansada de tomar medicamentos y necesitaba de la ayuda de especialistas.
Como mucha gente que padece de “agruras” siempre recurría a medicamentos como ranitidina, pepto, aluminio y magnesio que no sirvieron de mucho porque el reflujo no cesaba.
“Lo que ya no aguanté es que el reflujo no me dejaba dormir, en las noches despertaba ahogándome de la acidez y me acomodaba las almohadas altas”, comenta la paciente.
En el 2016, las molestias empeoraron debido a un incidente. “Estaba comiendo en casa y de repente ya no pude pasar la comida, se me quedó atorada, sufrí hasta que pude expulsar el alimento y me asusté mucho”, agrega.
El médico familiar envió a Nohemí a medicina interna donde le informaron que presentaba todos los síntomas de una hernia hiatal por lo que viajó a Torreón para que le realizaran una endoscopía. El diagnóstico: hernia hiatal y esófago de Barret.
Con los resultados acudió a la internista y esta a su vez a gastroenterología. “Para mi fortuna acababan de poner a un médico gastroenterólogo y mejor aún que fue la misma doctora que en Torreón me realizó la endoscopía”.
Precisa que luego de enviarla de nueva cuenta a endoscopía y posteriormente a valoración con el Doctor Padilla, finalmente le comunicaron que su enfermedad tenía solución a través de una cirugía.
“Yo pensaba que me tenían que abrir toda y el doctor le explicó que ya contaban en Monclova con laparoscopia, salí muy bien en los exámenes preoperatorios y me programaron rápido”, destaca.
La operación se llevó a cabo y fue un éxito. Ella asegura que luego de tantos años de gastritis, hoy no siente ninguna molestia.
“Quedé muy contenta porque ya no tomo medicamentos y puedo darme algunos gustos como tomar café y comer picante con moderación, estoy excelentemente bien y ya no padezco reflujo, ni nada de eso”.
SOBRE LA ENFERMEDAD
Al respecto el Cirujano General, Luis Enrique Padilla Montes explica que si son comunes este tipo de casos. A veces es tratada por médicos generales, internistas inclusive por médicos gastroenterólogos, pocos requieren de cirugía, la mayoría con tratamiento y dieta es suficiente.
“En el norte por el tipo de dieta que llevamos es bastante copiosa y por la obesidad que se tiene. El alcohol, el cigarro, las grasas de todo tipo, chocolate, menta, café, té negro, caldos muy calientes también pueden afectar”, sostiene.
Precisó que las grasas hacen que el esfínter (que es como una válvula que permite el paso del esófago hacia el estómago se dilate), quiere decir que se abre un poco y provoca la migración de la cavidad gástrica hacia el esófago.
Padilla Montes tiene adiestramiento en cirugía laparoscópica avanzada en el hospital Juárez de México, a parte cursos en el hospital Ángel del Pedregal donde aprendió sobre técnicas quirúrgicas de mínima invasión.
Informa que la causa de la hernia hiatal puede ser congénita, (nacimiento) o factores externos, como obesidad o malos hábitos alimenticios y se requiere de operación cuando el tratamiento resulta insuficiente.
OPINA ESPECIALISTA
En el caso de Nohemí, Padilla Montes explica que llegó con problemas de disfagia y de pirosis, cuadros de tos y reflujo. Tenía lo que es la metaplacia (migración de células normales en el estómago hacia el esófago), ahí son epitelios diferentes, que quiere de decir que el esófago tiene capas reforzadas para tener ácido dentro del mismo.
Abunda que en el momento que el ácido pasa a otra parte como el esófago, el cuerpo se protege para que no causen irritación entonces empiezan a emigrar o jalar células que aguantan el ácido hacia otra parte, ósea el esófago, lo que causa irritación, ardor o espasmos.
Para determinar si una persona es candidata a una cirugía primero se le hace el protocolo de estudio que es evaluado por médicos especialistas y después se le piden estudios de extensión.
¿ES OTRO CASO DE ÉXITO?
“Sí. Cuando nosotros llegamos el número de cirugías de hiato (enfermedades de reflujo gastroesofágico), eran muy pocas, eran una por año y ahora ya tengo yo en protocolo cerca de seis pacientes por operar, más los que se junten”.
Destaca la participación y el profesionalismo en el caso del Doctor Aarón Enrique Ortega Pérez y de todo el equipo que trabaja en conjunto.
SOBRE LAPAROSCOPIAS
Indicó que si era común que se realizará sin embargo era lo básico en su mayoría.
“Ya hemos realizado hernias por vía laparoscópica, recesión de quistes en casos de cirugías ginecológicas, sin necesidad de abrir completamente a la paciente, se hace por mínima invasión (tres hoyitos y se resuelve al problema), hernia hiatal”, comunica.
Para concluir asegura que no es normal que la gente tenga agruras, duerman con dos o tres almohadas, eleven la cabecera, tengan cuadros de faringitis repetitivos, irritación de garganta y vómitos.