MARCO ESCALERA / REPORTERO
En la primera misa dominical del mes de diciembre el Padre, Nazario Moreno, exhortó a los parroquianos, a reflexionar, sobre todo en esta época, a no caer en el mal, el cual no solo aparta de Dios sino te lleva a una tendencia negativa que orilla a dañar la vida de los demás.
Aclaró, que finalmente lo que Dios busca, es que todos aprendan a vivir en una verdadera comunidad, la cual deben estar destinada a construir el reino de Dios en la tierra, pero no se construye a base de guerras ni de violencia, mucho menos del poder mal intencionado.
Señaló, que algo que pude ayudar considerablemente para entrar en el sentido de la esperanza, es primeramente, reconocer que la gente se está alejando de Dios y que las maldades, infidelidades y desobediencia, en muchas ocasiones, no conducen a nada bueno y jamás lo harán.
Y es que al obrar mal, los resultaos siempre terminan de forma negativa, por lo que nadie se deben dejar engañar por apariencias, por algo que el sistema mundano dice estar bien, cuando es todo lo contrario, por lo cual no deben permitir caer en situaciones de pecado.
Ante esto, recordó que la vida es un don de Dios, y se tiene que tener una disposición de querer cambiar la vida y conducirla por el bien y evitar buscar lastimar ni dañar al prójimo, por lo que recomendó, a mantener la vida en estado de gracia, se viven todos los dones que regala Dios, vivir en su palabra y cumplir con todo lo que ha dejado Jesucristo como practicar todas las obras de caridad.
Es así, como nace la esperanza, la fe en el verdadero cristiano, y no una fe que muere ante las dificultades de la sociedad, ni aquella que se termina ante el sufrimiento y desesperanza que se vive en el mundo, ya que la fe, en el verdadero cristiano, es aquel que anhela una venida de esperanzas y que sabe que su vida no termina con la muerte y por ello, evita la situaciones de pecado.
Contrario a esto, nace una esperanza para que las cosas sean diferente con un cambio que nace en la misma persona, por ello, pidió estar alerta y vigilantes, porque de no estar alerta, la vida misma consume a través del dolor, el sufrimiento y la muerte termina por acabar a las personas.