AGENCIAS / EL TIEMPO
SUTHERLAND SPRINGS, Texas.- El pastor Frank Pomeroy, de la Primera Iglesia Bautista de la comunidad de Sutherland Springs, Texas, informó que planea demoler el templo donde el pasado domingo un hombre mató a 26 personas e hirió a otras 20.
Añadió que en su lugar quiere construir un monumento en memoria de las víctimas.
Pomeroy indicó a los líderes de la Convención Bautista del Sur que sería muy doloroso continuar usando el edificio como lugar de culto después de la masacre, considerada ya la peor registrada hasta ahora en la historia de Texas.
El vocero de la Convención Bautista del Sur, Sing Oldham, señaló que Pomeroy discutió el plan esta semana con los principales ejecutivos de la congregación, que acudieron a la comunidad en una muestra de apoyo.
Oldham agregó que Pomeroy expresó la esperanza de que pudiera convertir el sitio en un monumento conmemorativo y construir una nueva iglesia en la propiedad que posee la iglesia.
La hija adolescente de Pomeroy, Annabelle Renae Pomeroy, de 14 años de edad, fue una de las víctimas fatales de la masacre, perpetuada por un exsoldado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que aparentemente tenía problemas mentales.
El padre del multihomicida comentó a la cadena de televisión ABC News que su familia está sufriendo.
Michael Kelley habló con la cadena estadunidense desde su casa en New Braunfels, a unos 80 kilómetros al norte de la comunidad de Sutherland Springs, donde ocurrió el tiroteo.
Las autoridades informaron que el sospechoso murió de lo que parecía ser una herida de bala autoinfligida después de ser baleado y perseguido por dos residentes cuando salía de la iglesia.
Doug Finley, vocero del Sistema de Salud de la Universidad de San Antonio, dijo que dos adultos y dos niños seguían hospitalizados en esa institución, las condiciones de los cuatro iban de buenas a críticas.
El Centro Médico del Ejército Brooke en San Antonio informó que siete víctimas del ataque en la iglesia siguen hospitalizadas y que sus condiciones varían de regular a crítica.
El vicepresidente Mike Pence, el fiscal general, Jeff Sessions y el gobernador de Texas, Greg Abbott, asistieron a una vigilia el miércoles por la tarde en un estadio de fútbol de una escuela secundaria en Floresville, una ciudad vecina.