OLGA OSORIA/EL TIEMPO
A 32 años de haber ocurrido el sismo que marcó a los mexicanos y que fue un parte aguas para la historia del país, el monclovense Fernando Vázquez relató a Noticiero Poderosa conducido por José Sandoval y Mayra Cisneros la experiencia que tuvo como rescatista en el terremoto de 1985 en México.
Aún tocado por el recuerdo, Fernando manifestó que “Mi experiencia fue de lo más duro que puede sentir un ser humano… El dolor ajeno no se puede descifrar, ni decir nada”.
En ese tiempo él trabajaba como operador de tráiler en Líneas Internacionales en Piedras Negras, “estábamos en los trabajos de la hidroeléctrica en Nava, Coahuila y estaba la Compañía México, de Tabasco. Buscan un operador para llevar la máquina para la brigada de auxilio que en ese tiempo estaba como Gobernador el licenciado José de las Fuentes Rodríguez”.
Relata que, “La brigada de Coahuila fue la más grande de todo el mundo”, con una maquina con capacidad de levantar 70 toneladas, sin embargo en aquel tiempo no había manera de transportarla por carretera, por las dimensiones que tenía tuvieron que quitarle varias partes. La máquina pesaba 120 toneladas… al quitarle varias piezas se redujo 20 toneladas.
La brigada se trasladó por Carbajal, pues no había en ese tiempo autopista, por Monterrey se fueron, una patrulla de la Policía Federal los escoltaba de estado a estado hasta llegar a Guatemala, ahí fue escoltado hasta México, la gente se colgaba para pedir rescatara a sus familiares, sin embargo, el Gobierno ordenó se fuera directo a SECOFI.
“Se me colgaba la gente, se me colgaba mamá, papá, primos, hermanos para pedir ayuda y rescatar a sus familiares, sin embargo la autoridad no los dejaba, ya que primero debía poner en regla varios documentos”.
Fernando señala que lo más doloroso que vivió fue ver los millones de cuerpos apilados que con la maquinaria levantó para luego llevarlos a la fosa común.
“Lo más doloroso para mí porque yo iba como un componente de Coahuila integrado por 19 miembros… no había gatos hidráulicos, los soldados andaban levantando losas y lo más doloroso para mí fue que levantando losas se encontraban cuerpos en descomposición, aventábamos de dos y 3 pisos en montón y llegaba un trascabo o un camión de volteo y directo a la fosa común porque se temía ya una epidemia.
“A los 3 días que yo llegué, empecé a trabajar a levantar lozas, fue mucho el protocolo, primero andábamos levantando papeles.. Yo sé que se va a publicar esto y me puede traer problemas porque hay un protocolo, pero está asentado…”.
Sin duda alguna, lo más estremecedor fue ver tantos cuerpos de personas fallecidas entre los escombros debido a que primero tuvieron que cumplir con el protocolo.
“Lo que más me ha marcado es que las estadísticas dicen que fueron miles, cuando fueron millones, a lo largo de las banquetas había cuerpos, como los tacos de olla así se veían, y cuando alguna persona llegaba a reconocer a su familiares, no había ataúdes, había puras rejas y con esas les hacíamos los cajones.
“Lo viví en carne propia y no me arrepiento, lo hice de corazón… De los 19 que fuimos, sólo regresamos 14, yo andaba de operador y ellos en las losas apuntalando, echando formol y cal”.
Señala que por protocolos no se pueden publicar abiertamente que ocurrió con el resto de sus compañeros.
“A 32 años, vuelve a ocurrir una tragedia que me tocó el corazón otra vez y pues ya estoy más viejo, en aquel entonces tenía 19 años manejando una grúa de 120 toneladas”, ahora con más años encima está listo para ofrecer su camioneta, llevar enceres y apoyar nuevamente a nuestros hermanos en desgracia.
Para terminar, señaló que contrario al caso de la niña Frida que nunca estuvo atrapada en el Colegio Rébsamen, hace 32 años, la niña Frida atrapada entre los escombros estuvo durante 10 días amamantándose del cuerpo de su madre muerta, luego de ser rescatada, salió con vida del Hospital México, “No nos tocó a nosotros, pero ahí estuvimos”, concluyó.