Así lo detalla un estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
La investigación concluye que, entre 1982 y 2015, se produjo un ascenso significativo de la cantidad de biomasa verde -las hojas- en casi la mitad de las regiones del mundo (el 40 por ciento), mientras que únicamente en un cuatro por ciento del planeta se detectó una pérdida significativa de vegetación.
Con este estudio pudimos atribuir el reverdecimiento del planeta al aumento de los niveles de CO2 atmosféricos provocado por el consumo de combustibles fósiles", aseguró Peñuelas.
Al haber más dióxido de carbono las plantas pudieron generar más hojas capturando este gas de la atmósfera durante la fotosíntesis, gracias a lo cual, el aumento de la concentración de este gas de efecto invernadero se vio frenado, precisa el estudio.
Además, esta gran adición de verde "puede tener la capacidad de cambiar los ciclos del agua y del carbono a nivel global", añadió Peñuelas.
Otros estudios ya habían detectado antes que las plantas eran capaces de almacenar cada vez más carbono desde 1980, lo que concuerda con la idea de reverdecimiento ('greening', en inglés) planetario que defiende este estudio.
Sin embargo, esto no significa que el aumento de CO2 atmosférico sea positivo para el clima, advierte el estudio.
A pesar de esta mayor cantidad de hojas, "el cambio climático, el aumento de la temperatura global, el incremento del nivel del mar, el deshielo o las tormentas tropicales cada vez más potentes son un hecho", aseveró Peñuelas.
El estudio también concluye que "el efecto fertilizante del dióxido de carbono cada vez es menor a medida que las plantas van aclimatándose a este aumento o echan de menos otros recursos necesarios para su crecimiento como el agua o los nutrientes, sobre todo el fósforo".
Esta fertilización por parte del CO2 es el principal motivo (en un 70 por ciento) por el que la Tierra se está reverdeciendo.
Pero el estudio, además, identifica el cambio climático (en un ocho por ciento), el nitrógeno atmosférico (en un nueve por ciento) y los cambios de usos del suelo (en un cuatro por ciento) como otras razones de peso que habrá que seguir para ver cómo evoluciona la vegetación a nivel planetario.