— Edith Gámez 21/12/2025
Edgar, vendedor de tacos de olla a las afueras de una tienda de conveniencia, relata que gran parte de sus clientes en temporada, decembrina, son paisanos.
En el constante flujo de viajeros que cruzan el libramiento Eliseo Mendoza Berrueto, los tacos de olla se han convertido en un punto obligado para muchos paisanos que se dirigen al centro y sur del país. Aunque no son originarios de Monclova, coinciden en algo: el sabor tradicional de estos tacos no tiene comparación y se ha vuelto parte esencial de su trayecto.
Un alto en el camino para quienes van más al sur
Edgar, vendedor de tacos de olla a las afueras de una tienda de conveniencia, relata que gran parte de sus clientes en temporada, decembrina, son paisanos que van de paso y que tienen como destino final estados del centro y sur del país. Aun así, hacen una pausa estratégica en Monclova para disfrutar de tacos de carne, papa y una deliciosa salsa de chicharrón, preparados al estilo tradicional. Muchos llegan por recomendación y otros regresan porque ya conocen el punto y saben que aquí encontrarán comida casera con sabor auténtico.
El sazón que distingue a Monclova
Quienes prueban los tacos coinciden en que el sazón local marca la diferencia, especialmente la salsa de chicharrón, considerada la joya del puesto. Edgar explica que la receta es familiar y está hecha con dedicación, lo que ha generado que los paisanos, aunque no sean de la ciudad, reconozcan que los tacos de olla de Monclova no se comparan con los de otros lugares. Esta preferencia se refleja en temporadas de mayor tránsito, cuando el movimiento se incrementa notablemente y el puesto se convierte en un punto de reunión constante.
Un trabajo compartido que beneficia a varios
El dinamismo de las ventas también ha impactado de forma positiva a otros vendedores que trabajan en la misma zona. Edgar suele llegar alrededor de las 10 u 11 de la mañana y permanece hasta todos sus tacos, se terminen, mientras algunos compañeros inician desde las 7 y concluyen cerca de las 3, formando una pequeña comunidad laboral que se fortalece con cada cliente que se detiene. La llegada de paisanos ha significado un respiro económico y una confirmación de que el sabor tradicional sigue siendo el mejor atractivo.
Más que tacos, identidad en cada tortilla
El puesto opera de lunes a domingo, adaptándose al ritmo del libramiento y al paso constante de viajeros. Para Edgar, cada taco representa más que una venta: es una muestra de la identidad culinaria de Monclova, reconocida incluso por quienes solo cruzan la ciudad rumbo a otros destinos. Así, en medio del camino, los tacos de olla se convierten en un recuerdo memorable para los paisanos y en un sustento diario para quienes viven del fogón.
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