— Redacción El Tiempo 18/12/2025
El insomnio crónico no es solo “dormir mal”; se trata de una condición persistente que afecta a millones de personas y cuyos efectos van mucho más allá del simple cansancio durante el día.
Cuando la falta de sueño reparador se vuelve habitual, tanto el cuerpo como la mente experimentan un desgaste significativo. La evidencia científica muestra que ignorar el insomnio puede tener consecuencias graves y duraderas para la salud.
Deterioro cognitivo y problemas de memoria La privación constante de sueño afecta la capacidad del cerebro para consolidar recuerdos y procesar información. Esto se refleja en dificultades para concentrarse, menor agilidad mental, lapsos de memoria frecuentes y una disminución general en la capacidad de aprendizaje y resolución de problemas.
Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares La falta de sueño eleva la presión arterial, incrementa la inflamación y altera los niveles de colesterol, factores que aumentan el riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares e infartos. El corazón necesita descanso para recuperarse y funcionar adecuadamente.
Debilitamiento del sistema inmunológico Dormir lo suficiente es crucial para la producción de citoquinas, proteínas que combaten infecciones e inflamaciones. El insomnio crónico debilita las defensas del cuerpo, haciéndolo más susceptible a resfriados, gripes y otras infecciones, y ralentizando la recuperación.
Aumento del riesgo de obesidad y diabetes tipo 2 La falta de sueño altera las hormonas que regulan el apetito (leptina y grelina), aumentando el hambre y los antojos por alimentos calóricos. También afecta la sensibilidad a la insulina, elevando el riesgo de resistencia a esta hormona y, en consecuencia, de desarrollar diabetes tipo 2.
Trastornos del estado de ánimo: depresión y ansiedad Existe una relación bidireccional entre el insomnio y los problemas de ánimo. La falta de sueño puede intensificar los síntomas de ansiedad y depresión, y estos trastornos, a su vez, pueden empeorar el insomnio. La privación de descanso afecta la regulación emocional y la resiliencia mental.
Mayor riesgo de accidentes La somnolencia diurna reduce la atención, el tiempo de reacción y la capacidad de tomar decisiones, aumentando el riesgo de accidentes de tráfico, laborales y domésticos, poniendo en peligro tanto al afectado como a otros.
Desequilibrios hormonales y metabólicos El sueño regula varias hormonas, incluyendo la del crecimiento, el cortisol (hormona del estrés) y las tiroideas. El insomnio crónico puede alterar estos sistemas, afectando el metabolismo, el desarrollo muscular y la respuesta al estrés.
Envejecimiento prematuro de la piel Durante el sueño, la piel se regenera y repara. La falta de descanso interrumpe este proceso y aumenta la producción de cortisol, que degrada el colágeno, provocando arrugas, pérdida de elasticidad, ojeras y un aspecto más envejecido.
Disminución de la calidad de vida y del rendimiento Más allá de los problemas de salud, el insomnio crónico impacta la vida diaria: relaciones personales, desempeño laboral o académico, disfrute de hobbies y bienestar general se ven afectados. La fatiga constante reduce la energía y la motivación para vivir plenamente.
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