Infartos nocturnos: menos dañinos por el reloj biológico del sistema inmune

— Redacción El Tiempo 18/12/2025

Una investigación liderada por científicos españoles ha descubierto un hallazgo importante en cardiología: los infartos que ocurren durante la noche generan lesiones cardíacas significativamente menos graves que los que se producen durante el día.

Este hallazgo establece una relación directa entre el ritmo circadiano y la magnitud del daño al corazón, abriendo nuevas posibilidades para la prevención y el tratamiento cardiovascular.

El estudio, realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y publicado en Journal of Experimental Medicine, destaca el papel del sistema inmunológico, especialmente de los neutrófilos, en la regulación de la inflamación tras un infarto.

Durante años se ha reconocido que gran parte del daño al corazón después de un ataque no se debe únicamente a la interrupción del flujo sanguíneo. Aproximadamente la mitad del daño está vinculado a la respuesta inflamatoria del cuerpo, donde los neutrófilos —un tipo de glóbulo blanco crucial contra infecciones— desempeñan un papel central.

Lo sorprendente de esta investigación, dirigida por Andrés Hidalgo, es que los neutrófilos poseen un “reloj interno” que modula su agresividad a lo largo del día. Por la noche, su actividad es más controlada y menos perjudicial para el tejido cardíaco, lo que explica por qué los infartos nocturnos suelen ser menos graves.

Los seres humanos, como organismos diurnos, tienen un sistema inmunitario más activo durante el día para protegerse de patógenos. Esta mayor alerta puede ser contraproducente durante un infarto, intensificando la inflamación y aumentando el daño al corazón.

El estudio observó que durante la noche los neutrófilos migran hacia la zona afectada de forma más precisa, evitando dañar el tejido sano. En cambio, durante el día, su actividad es menos dirigida, provocando lesión en áreas adyacentes. Esta “direccionalidad celular” es clave para proteger el corazón, según explicó Alejandra Aroca-Crevillén, primera autora del trabajo.

Para confirmar sus hallazgos, los investigadores analizaron datos clínicos de miles de pacientes del Hospital 12 de Octubre en Madrid. Los resultados indicaron que los infartos nocturnos se asociaban con menor actividad dañina de los neutrófilos y, por tanto, lesiones menos graves.

A partir de esto, se desarrolló una estrategia experimental que permite manipular el reloj molecular de los neutrófilos mediante un compuesto que “simula” la noche, manteniendo a estas células en un estado menos agresivo incluso durante el día. “El compuesto imita un factor producido naturalmente por la noche, engañando a los neutrófilos para que actúen como si fuera de noche”, explicó Hidalgo.

Esta modulación del ritmo circadiano no solo protege al corazón, sino que también podría mejorar la respuesta frente a ciertos microorganismos y reducir complicaciones en otras enfermedades, como los émbolos asociados a la anemia falciforme.

El trabajo del CNIC posiciona a la cronobiología como una herramienta prometedora en la salud cardiovascular, demostrando que aprovechar los ritmos circadianos del sistema inmunológico puede reducir la inflamación sin afectar las defensas naturales del cuerpo. Este enfoque abre la puerta a tratamientos más personalizados y efectivos, con un gran potencial para proteger el corazón y otros órganos del daño inflamatorio.

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