— Sallory Zapata 17/12/2025
"Dar el primer paso puede convertir cualquier dificultad en oportunidad"
Después de la pandemia, muchas personas tuvieron que replantear su vida, sus prioridades y la forma de sostener sus hogares. Una de ellas es Jacqueline González, una mujer emprendedora que encontró en el mundo de la belleza, específicamente en la aplicación de pestañas, una oportunidad para salir adelante, apoyar a su familia y construir un negocio propio. Esta es la historia de cómo, con esfuerzo, disciplina y pasión, logró transformar una necesidad en un proyecto de vida que hoy continúa creciendo.
Jacqueline, cuéntanos un poco sobre ti y tu vida antes de la pandemia.
"Antes de la pandemia llevaba una vida bastante estable, tenía un trabajo fijo y mis ingresos alcanzaban para cubrir los gastos del hogar. Nunca imaginé que todo cambiaría tan rápido. Como muchas personas, pensé que sería algo temporal, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que necesitaba buscar nuevas alternativas para salir adelante y no depender únicamente de un empleo tradicional"
¿Cómo afectó la pandemia a tu economía y a tu familia?
"La pandemia nos golpeó fuerte, especialmente en lo económico. Hubo momentos de mucha incertidumbre, preocupación y miedo de no poder cubrir los gastos básicos. Fue entonces cuando nació en mí el deseo de contribuir más al hogar y no quedarme de brazos cruzados esperando a que la situación mejorara por sí sola"
¿Por qué decidiste dedicarte al mundo de las pestañas?
"Siempre me había llamado la atención el área de la belleza. Veía que, aun en tiempos difíciles, las mujeres buscaban sentirse bien consigo mismas. Investigué y me di cuenta de que el negocio de las pestañas no requería una inversión tan grande al inicio, pero sí mucha práctica y dedicación. Sentí que era una oportunidad real para empezar desde casa"
¿Cómo fueron tus primeros pasos como emprendedora?
"Al principio fue complicado. Empecé tomando cursos en línea, practicando con amigas y familiares, cometiendo errores y aprendiendo de ellos. Tenía miedo de no ser lo suficientemente buena, pero también tenía la motivación de mejorar cada día. Invertí poco a poco en materiales y herramientas, siempre con la esperanza de crecer"
¿Recuerdas a tu primera clienta?
"Claro que sí, nunca la olvidaré. Estaba muy nerviosa, mis manos temblaban y tenía miedo de no cumplir sus expectativas. Cuando terminó la aplicación y vi su sonrisa al verse en el espejo, supe que estaba en el camino correcto. Esa experiencia me dio mucha confianza para seguir adelante"
¿Qué fue lo más difícil en el proceso de construir tu negocio?
"Sin duda, la constancia y la paciencia. No todo fue éxito inmediato. Hubo días sin clientas, momentos de cansancio y dudas. También fue difícil equilibrar el tiempo entre el trabajo, la familia y el aprendizaje constante. Sin embargo, cada obstáculo me enseñó algo nuevo y me hizo más fuerte"
¿Cómo lograste darte a conocer y atraer más clientas?
"Las redes sociales jugaron un papel muy importante. Empecé publicando fotos de mis trabajos, promociones y testimonios de clientas. También el boca a boca fue fundamental. Cada clienta satisfecha se convirtió en una recomendación más. Siempre traté de dar un buen trato y resultados de calidad"
¿En qué momento sentiste que ya eras una verdadera emprendedora?
"Cuando me di cuenta de que mis ingresos ayudaban de forma real al hogar y que las clientas regresaban por mi trabajo. Ahí entendí que no era solo un pasatiempo, sino un negocio en crecimiento. Empecé a verme como una mujer emprendedora, capaz de sostener y hacer crecer su propio proyecto"
¿Cómo es Jacqueline González hoy en día?
"Hoy soy una mujer más segura de mí misma, con metas claras y con el orgullo de haber construido algo desde cero. Mi negocio de pestañas sigue creciendo, sigo capacitándome y mejorando mis técnicas. Ya no solo pienso en el presente, sino también en el futuro"
¿Qué mensaje le darías a otras mujeres que quieren emprender?
"Les diría que crean en ellas mismas, que no tengan miedo de empezar con poco y que la disciplina es clave. Emprender no es fácil, pero sí muy gratificante. Si yo pude transformar una situación difícil en una oportunidad, cualquier mujer que lo desee también puede lograrlo"
La historia de Jacqueline González confirma que la adversidad no siempre representa un obstáculo definitivo, sino una oportunidad para reinventarse y avanzar. Tras el impacto económico y emocional que dejó la pandemia, Jacqueline decidió no quedarse inmóvil ante la incertidumbre. En lugar de ello, apostó por su capacidad de aprender, adaptarse y construir algo propio. Su emprendimiento en el mundo de las pestañas surgió como una respuesta a la necesidad de apoyar a su hogar, pero con el tiempo se transformó en un proyecto de vida.
A través de la capacitación constante, la práctica y la disciplina, logró desarrollar un negocio que hoy le brinda estabilidad económica y crecimiento personal. Cada reto enfrentado —desde la falta de clientas hasta el cansancio y la duda— se convirtió en una lección que fortaleció su carácter y su visión. Más allá de los ingresos, este camino le permitió descubrir su potencial como mujer emprendedora, ganar confianza en sí misma y tomar decisiones con mayor seguridad. Actualmente, Jacqueline continúa perfeccionando sus técnicas, ampliando su clientela y planeando nuevos objetivos a futuro. Su historia inspira a otras mujeres a creer en sus propias capacidades y a entender que no es necesario tenerlo todo resuelto para empezar. A veces, basta con dar el primer paso, trabajar con constancia y confiar en que incluso los momentos más difíciles pueden convertirse en el inicio de algo mejor.
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