— Redacción El Tiempo 17/12/2025
Los problemas de conducta en la infancia representan una proporción cada vez mayor del gasto sanitario, de acuerdo con un estudio reciente.
La salud mental, el uso de sustancias y otros servicios de atención conductual concentraron cerca del 40 % del gasto total en salud infantil en Estados Unidos durante 2022, casi el doble de lo registrado en 2011, según un análisis publicado el 15 de diciembre en JAMA Pediatrics.
Además, los investigadores señalaron que el costo para las familias de este tipo de atención creció a un ritmo más del doble en comparación con otros servicios médicos.
En concreto, el gasto de bolsillo en salud conductual aumentó en promedio 6.4 % anual, frente al 2.7 % observado en el resto del sistema de salud.
“Las familias están absorbiendo costos cada vez mayores”, afirmó la Dra. Ashley Foster, investigadora principal y médica de urgencias pediátricas en los Hospitales Infantiles Benioff de la UCSF. “Como país, debemos garantizar que la atención en salud conductual sea accesible y asequible para todas las familias, sin importar su tipo de seguro”.
Para el estudio, el equipo analizó 11 años de datos sobre el gasto nacional en salud de niños de 6 a 17 años, correspondientes al periodo 2011–2022.
En 2022, la atención en salud conductual representó 41,800 millones de dólares del gasto total, de los cuales las familias pagaron 2,900 millones de dólares, lo que equivale a más de una cuarta parte de su gasto sanitario directo.
Los investigadores también advirtieron que la necesidad de este tipo de atención incrementa el riesgo de dificultades económicas en los hogares.
“Las familias con al menos un hijo con problemas de salud conductual tienen un 60 % más de probabilidades de enfrentar una carga financiera elevada y un 40 % más de riesgo de experimentar una carga financiera extrema, es decir, destinar más del 10 % de sus ingresos a este cuidado”, explicó Foster.
Aunque el estudio no buscó determinar causas específicas, los datos ofrecen algunas posibles explicaciones.
“Probablemente se trate de una combinación de factores: un mayor número de niños con problemas de salud conductual, en parte relacionado con la pandemia de COVID-19; el incremento del costo por consulta con el paso del tiempo; y un mayor acceso a los servicios”, señaló la investigadora. “El acceso ha mejorado gracias a la reducción del estigma en torno a la salud mental y a la expansión de espacios de atención comunitaria”.
El análisis también identificó cambios en la forma en que los niños reciben este tipo de atención.
El gasto en servicios domiciliarios creció 25 % anual, frente al 11 % en el asesoramiento presencial, mientras que las consultas por telemedicina aumentaron a un ritmo del 99 % anual entre 2020 y 2022.
“La telemedicina llegó para quedarse”, concluyó Foster.
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