— Redacción El Tiempo 14/12/2025
La actual temporada de influenza ha encendido alertas sanitarias a nivel mundial debido al aumento de casos de influenza H3N2 tipo K en distintas regiones. Este subtipo, caracterizado por su alta capacidad de mutación, ha llevado a las autoridades de salud a reforzar las estrategias de prevención.
Ante este panorama, especialistas en salud pública destacan que, además de la vacunación anual y las medidas de higiene rigurosas, mantener una alimentación balanceada y una correcta hidratación resulta clave para fortalecer el sistema inmunológico y disminuir el riesgo de infección.
Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han insistido en que un organismo bien nutrido responde de manera más eficiente frente a infecciones respiratorias, incluida la influenza.
Una dieta abundante en frutas y verduras es fundamental, ya que aporta vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para el buen funcionamiento de las defensas. La vitamina C, presente en cítricos, guayaba, fresas y pimientos, favorece la producción de glóbulos blancos y fortalece la acción de los anticuerpos, elementos centrales de la respuesta inmune.
De igual forma, la vitamina A —contenida en zanahorias, espinacas y calabaza— contribuye a mantener en buen estado las mucosas respiratorias, que actúan como la primera línea de defensa frente a virus y bacterias.
El aporte adecuado de proteínas también es indispensable, ya que estas participan en la formación de anticuerpos y enzimas involucradas en la inmunidad. Entre las opciones más recomendables se encuentran el pescado, el pollo, el huevo, las leguminosas y los frutos secos. A esto se suman minerales como el zinc y el hierro, presentes en semillas, carnes magras y cereales integrales, que ayudan a regular y reforzar la respuesta inmunitaria celular.
Hidratación: un apoyo clave frente a la influenza
Mantener una buena hidratación es otro elemento decisivo en la prevención de la influenza H3N2. Consumir suficientes líquidos ayuda a conservar húmedas las vías respiratorias, lo que dificulta la entrada y multiplicación de los virus.
Los expertos aconsejan priorizar el agua simple, los caldos y las bebidas tibias, especialmente durante temporadas frías o al inicio de síntomas respiratorios. Una hidratación adecuada facilita la eliminación de toxinas y favorece el funcionamiento general del organismo, incluida la regulación térmica y el transporte de nutrientes.
Las infusiones calientes, como las de manzanilla, jengibre o limón, pueden aportar alivio, disminuir la irritación de garganta y ayudar a descongestionar las vías respiratorias. No obstante, es importante aclarar que estas bebidas no sustituyen el tratamiento médico ni previenen por sí solas la infección. La constancia en la hidratación es tan relevante como la calidad de los líquidos ingeridos.
Medidas adicionales para reducir el riesgo
Se recomienda evitar el consumo excesivo de bebidas azucaradas, alcohol y alimentos ultraprocesados, ya que pueden debilitar el sistema inmunológico y favorecer procesos inflamatorios, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
Aunque la alimentación y la hidratación son apoyos importantes, no reemplazan medidas esenciales como el lavado frecuente de manos, el uso adecuado de cubrebocas ante síntomas respiratorios y, sobre todo, la vacunación anual contra la influenza.
Ante el repunte de casos de influenza H3N2, los profesionales de la salud coinciden en que adoptar hábitos saludables de manera constante es una estrategia complementaria de gran valor. Fortalecer el organismo mediante una nutrición consciente y una hidratación adecuada ayuda a enfrentar la circulación de virus respiratorios durante la temporada, reduciendo el riesgo de contagio y las posibles complicaciones.
La prevención activa y un estilo de vida saludable siguen siendo las herramientas más eficaces para cuidar la salud individual y colectiva.
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