— Redacción El Tiempo 14/12/2025
Hablar del Trastorno por Déficit de Atención (TDA) implica mucho más que referirse a problemas de concentración.
Se trata de una condición del neurodesarrollo que puede afectar distintas áreas de la vida cotidiana, desde el rendimiento académico y laboral hasta la manera en que las personas organizan su día a día y sus hábitos alimenticios.
Aunque con frecuencia se detecta durante la infancia, el TDA no se limita a esa etapa. Especialistas en salud mental señalan que puede persistir en la adolescencia e incluso en la edad adulta, manifestándose de forma distinta según cada individuo y su entorno.
Qué es el Trastorno por Déficit de Atención y cómo se presenta
El Dr. Armando Barriguete, experto en Trastornos de la Conducta Alimentaria y psicoterapia, explica que el TDA es una alteración del neurodesarrollo que se caracteriza principalmente por dificultades para sostener la atención, conductas impulsivas y, en ciertos casos, hiperactividad.
Las instituciones de salud coinciden en que estos síntomas pueden variar en intensidad y combinarse de diferentes maneras. Entre las manifestaciones más comunes se encuentran los problemas para organizar actividades, los olvidos frecuentes y la dificultad para mantener la concentración durante lapsos prolongados, lo que repercute en la vida escolar, profesional y social.
Causas del TDA: lo que se conoce actualmente
Las causas del TDA aún no se comprenden por completo, pero la evidencia apunta a una combinación de factores. Los estudios científicos destacan un fuerte componente genético, así como diferencias en el desarrollo y funcionamiento del cerebro, en particular en los sistemas relacionados con neurotransmisores como la dopamina.
También se han identificado factores de riesgo, como antecedentes familiares, exposición prenatal a sustancias tóxicas, nacimiento prematuro y, más recientemente, el uso excesivo de dispositivos digitales que ofrecen estímulos rápidos y demandan periodos de atención muy breves.
Impacto del TDA en la vida diaria
Más allá de los síntomas evidentes, el Trastorno por Déficit de Atención puede generar consecuencias emocionales y conductuales. Entre ellas se encuentran la disminución de la autoestima, una baja tolerancia a la frustración y un mayor riesgo de ansiedad o depresión. En algunos casos, también se presentan alteraciones en el sueño y en la relación con la alimentación.
Estas dificultades suelen agravarse cuando el trastorno no se diagnostica o trata de forma adecuada, lo que resalta la importancia de una evaluación clínica temprana y precisa.
Cómo se aborda el Trastorno por Déficit de Atención
El tratamiento del TDA requiere un enfoque integral. De acuerdo con el Dr. Barriguete, el primer paso es realizar una evaluación completa para confirmar el diagnóstico y determinar su grado. A partir de ello, el abordaje puede incluir medicación —como estimulantes del sistema nervioso central—, terapia conductual, apoyo psicopedagógico y orientación a padres o familiares.
Como estrategias complementarias, los especialistas aconsejan establecer rutinas claras, utilizar agendas y listas de tareas, mantener una alimentación balanceada y practicar actividad física de manera regular, medidas que contribuyen a un mejor control de los síntomas.
La relación entre el TDA y los trastornos de la conducta alimentaria
Diversas investigaciones han identificado una asociación entre el Trastorno por Déficit de Atención y un mayor riesgo de desarrollar Trastornos de la Conducta Alimentaria, como la bulimia, el trastorno por atracón o la anorexia. La impulsividad, uno de los rasgos centrales del TDA, puede favorecer episodios de consumo excesivo, sobre todo de alimentos ricos en azúcares y grasas.
A esto se suman las dificultades para planificar horarios y mantener rutinas, lo que puede derivar en patrones de alimentación irregulares o poco equilibrados. En otros casos, la baja autoestima y la frustración vinculadas al TDA pueden llevar a conductas de control excesivo sobre la comida.
Desde una perspectiva neurológica, la relación entre ambos trastornos se explica por alteraciones en la regulación de la dopamina y por la participación del hipotálamo, regiones asociadas con la motivación, el placer y la conducta alimentaria.
Por ello, los especialistas recomiendan que las personas con diagnóstico de TDA cuenten con un seguimiento integral que incluya orientación nutricional y apoyo psicológico, con el fin de prevenir complicaciones adicionales en su salud física y mental.
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