— Alberto Solís 13/12/2025
En "El Nacimiento", familias afrodescendientes resguardan cantos, gastronomía y ceremonias históricas que fortalecen su identidad cultural y memoria colectiva.
La tribu mascogos, asentada en el histórico ejido El Nacimiento, continúa resguardando una herencia cultural única en México. Aunque hoy es predominantemente afrodescendiente, sus raíces históricas y tradiciones siguen dando identidad y sentido de pertenencia a sus habitantes. Así lo relata Dulce Herrera, de 33 años, descendiente mascoba, quien comparte cómo surgió la comunidad, cómo han conservado sus costumbres y qué esfuerzos realizan para mantenerlas vivas.
Orígenes y formación del BlackSeminole
La historia de esta comunidad se remonta a mediados del siglo XIX. Según Dulce Herrera, los antepasados mascogos llegaron alrededor de 1849 huyendo de la esclavitud y se asentaron en 1850 en tierras que pertenecieron a la hacienda El Nacimiento, propiedad de los Sánchez Navarro. De ahí proviene el nombre del poblado. Los grupos que llegaron fueron Kikapoo, Mascogos y Seminoles, quienes establecieron la base de la comunidad. Posteriormente, se produjo un mestizaje entre Mascogos y Seminoles, lo que dio origen al grupo conocido como Black Seminole, identidad que sigue siendo un elemento central de la historia de El Nacimiento. “La comunidad ha trabajado durante generaciones para que se reconozca su identidad cultural y su historia única”, enfatiza Herrera. Dentro de esta memoria histórica destaca su bisabuela, Lucía Vázquez, quien actualmente tiene alrededor de 98 años y es una de las mujeres más respetadas por preservar tradiciones y conocimientos ancestrales.
Tradiciones, creencias y gastronomía
Uno de los esfuerzos más importantes dentro de la comunidad es el rescate de los cantos espirituales, la gastronomía y las prendas tradicionales. Herrera aclara que, aunque hoy se asocian con vestidos estampados de bolitas, “esa vestimenta no es original; fue una imposición posterior”. La ropa tradicional era completamente blanca, y las mujeres cubrían su cabeza, simbolizando pureza y respeto durante ceremonias religiosas donde se compartían sueños y se interpretaban colectivamente.
La gastronomía es un pilar cultural. Entre los platillos más representativos se encuentra el Sosque, un atole de maíz blanco machacado en mortero y espesado con agua de ceniza. Otro alimento tradicional es el tetapun, un pan de camote cocinado en acero, junto a empanadas de calabaza, recetas de origen africano que sobreviven gracias a la transmisión de generación en generación. El 19 de junio se celebra la emancipación de los afroamericanos, fecha adoptada por solidaridad histórica y que se ha convertido en un reencuentro para los mascogos que viven fuera del Nacimiento. Los funerales también son característicos, con velaciones anticipadas, comida tradicional y cantos espirituales.
Economía y preservación cultural
Aunque la comunidad cuenta con un comité, el respeto a los mayores es fundamental. La bisabuela de Dulce, Lucía Vázquez, sigue siendo un pilar de memoria cultural. Como muchos jóvenes, Dulce migró a Múzquiz por oportunidades laborales y administra el restaurante Gertrudis, donde ofrece platillos tradicionales mascogos y productos artesanales de El Nacimiento, como shampoos, pomadas, jarabes, muñecas bordadas, llaveros, pulseras y collares, elaborados con recetas y técnicas ancestrales. Antes existió un museo comunitario, pero mantenerlo fue complicado, por lo que el restaurante funciona también como un espacio de difusión cultural. Dulce enfatiza que, pese a los retos, la comunidad continúa firme en su misión: preservar las raíces y la identidad que los distinguen y luchar por el reconocimiento cultural construido durante generaciones.
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