La imagenología médica contribuye a la contaminación del agua, dicen los expertos

— Redacción El Tiempo 11/12/2025

Los productos químicos de contraste que se inyectan a las personas para realizar estudios de imagen probablemente estén contribuyendo a la contaminación del agua, sugiere un estudio reciente.

Solo los pacientes de Medicare recibieron alrededor de 13.500 millones de mililitros de estos compuestos entre 2011 y 2024, y gran parte terminó en cuerpos de agua tras ser excretados, según reportaron investigadores en JAMA Network Open.

“Los agentes de contraste son indispensables para obtener imágenes precisas, pero no desaparecen después de usarlos”, señaló la autora principal, la Dra. Florence Doo, profesora asistente en el Centro de Imagen Médica Inteligente de la Universidad de Maryland en Baltimore.

“El yodo y el gadolinio son recursos no renovables que pueden ingresar a las aguas residuales y acumularse en ríos, océanos e incluso en el agua potable”, añadió Doo en un comunicado.

Para radiografías y tomografías, se administran compuestos de yodo o sulfato de bario que permiten resaltar tejidos, vasos sanguíneos u órganos, facilitando la detección de posibles problemas. En las resonancias magnéticas, se usa gadolinio, una sustancia que modifica las propiedades magnéticas de las moléculas de agua en el cuerpo.

Si bien son esenciales para el diagnóstico, también son contaminantes persistentes y no biodegradables, y las plantas de tratamiento de aguas residuales no logran eliminarlos completamente, advierten los investigadores.

En el estudio se analizaron 169 millones de estudios de imagen con contraste cubiertos por Medicare a lo largo de 13 años.

Los agentes basados en yodo representaron más del 95% del volumen total —casi 12.900 millones de mililitros—, y las tomografías de abdomen y pelvis concentraron alrededor de 4.400 millones de mililitros. El uso de gadolinio fue menor, pero aun así alcanzó casi 600 millones de mililitros, siendo las resonancias del cerebro las más frecuentes entre estas.

En conjunto, solo unos pocos tipos de estudios concentraron el 80% de todo el uso de contraste.

“Encontramos que un número reducido de procedimientos impulsa la mayor parte del consumo de contraste. Enfocar los esfuerzos en esas pruebas más comunes permitiría implementar cambios manejables y reducir notablemente el impacto ambiental de la atención médica”, comentó Elizabeth Rula, directora ejecutiva del Instituto de Política de Salud Harvey L. Neiman.

Los médicos pueden contribuir verificando que cada estudio sea realmente necesario, y los radiólogos pueden ajustar las dosis de contraste según el peso del paciente, señalan los autores.

Los investigadores también destacaron que ya se están desarrollando agentes de contraste biodegradables. Otra posibilidad sería el uso de IA para analizar imágenes con precisión incluso cuando se emplean menores cantidades de contraste.

“No podemos pasar por alto las consecuencias ambientales del diagnóstico por imagen”, afirmó Doo. “El manejo responsable de estos agentes es una forma concreta y eficaz de alinear la atención al paciente con la salud del planeta, y debe incluirse en las estrategias de sostenibilidad del sector salud”.

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