— Agencias 10/12/2025
El consumo de carne en México crecerá a su ritmo más bajo desde la pandemia en 2026, según proyecciones del sector, impactado por los precios.
El Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne) proyecta que el consumo nacional de proteína cárnica solo crecerá un 2.7% anual en 2026, la tasa más baja desde la recuperación postpandemia, debido principalmente a la sustancial alza en los precios de la carne de res y a las posibles modificaciones regulatorias.
Desaceleración histórica en el consumo cárnico
De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), el consumo nacional registraría un incremento de apenas 2.7% anual en 2026. Esta cifra marcaría la primera vez, desde la pandemia, que el sector quedaría por debajo de un crecimiento del 4% anual, rompiendo la tendencia de recuperación observada en los últimos años.
El precio de la carne de res, factor determinante
Ernesto Salazar, gerente de estudios económicos de Comecarne, precisó que esta variación responde directamente a que la carne de res se ha encarecido significativamente en 2025, una tendencia que podría mantenerse el próximo año. Un factor clave es el problema del gusano barrenador, que afecta la producción ganadera. Salazar destacó que el aumento del precio de la carne de res ha superado al alza del salario mínimo, presionando el bolsillo de los consumidores.
Presión desde las políticas públicas y el comercio
El sector también enfrenta incertidumbre por las modificaciones propuestas al Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic). La presidenta de Comecarne, Macarena Hernández, ha solicitado al gobierno entrante de Claudia Sheinbaum reconsiderar los cambios, particularmente los que contemplan aplicar aranceles a las importaciones de carne de res y cerdo, especialmente desde países sin tratado comercial como Brasil.
Un contexto complejo para 2026
La presión sobre los precios y el consumo no solo dependerá de las políticas nacionales. Comecarne también señala que el panorama estará influenciado por la evolución del T-MEC y por la creciente inseguridad en las zonas productoras de México, factores que podrían complicar aún más la cadena de suministro y los costos finales.
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