Estos medicamentos pueden hacer que manejar sea peligroso, según la Universidad de Utah

— Redacción El Tiempo 09/12/2025

Conducir bajo los efectos de sustancias no se limita al alcohol; numerosos medicamentos comunes, incluso los que se compran sin receta para alergias, resfriados o malestares digestivos, pueden afectar tus reflejos y ponerte en riesgo sin que lo notes.

Aunque millones de personas manejan mientras están medicadas, la mayoría desconoce que una simple tableta puede alterar la percepción y convertir un trayecto cotidiano en una situación peligrosa.

¿Qué medicamentos vuelven riesgoso conducir?

No se requiere un tratamiento complejo para estar en peligro. Medicinas habituales, disponibles en cualquier farmacia, poseen efectos secundarios que pueden sorprenderte al momento de manejar.

Según la Universidad de Utah, los más problemáticos son:

Antihistamínicos: Ideales contra alergias, pero provocan somnolencia inmediata y reducen notablemente la capacidad de reacción. Descongestionantes: Despejan la nariz, pero también pueden causar mareos, inquietud o una sensación de confusión que te desconecta del entorno. Fármacos para malestares estomacales: Aunque parecen inocuos, pueden producir sedación o visión borrosa que dificulta ver correctamente. Antieméticos: Diseñados para aliviar náuseas, pueden generar un efecto sedante fuerte que impide mantener la atención en la carretera. Medicamentos para dormir: Sus efectos no terminan al despertar; pueden dejar residuos activos que afectan tu coordinación incluso al día siguiente.

¿Por qué estos medicamentos representan un riesgo al volante?

La evidencia científica es contundente: manejar con somnolencia inducida por medicamentos es comparable a conducir en estado de ebriedad, señala el doctor Scott Youngquist de University of Utah Health.

La mayoría de estos fármacos tiene un potente efecto sedante que disminuye tus sentidos de forma gradual. En ese estado, los reflejos se vuelven más lentos y aumentan las posibilidades de pasar un alto o no frenar a tiempo ante un peligro.

Además, ciertos medicamentos pueden interactuar con padecimientos preexistentes. Por ejemplo, si tienes problemas cardíacos, un descongestionante podría acelerar tu ritmo cardíaco y generarte estrés físico.

Aún más alarmante es que muchas personas creen que, por ser productos de venta libre, no representan mayor riesgo, cuando en realidad pueden ser tan peligrosos como el alcohol al volante.

¿Cómo manejar los efectos secundarios de los medicamentos?

La prevención comienza con la lectura cuidadosa del envase: revisa si advierte sobre somnolencia, mareos u otras reacciones que interfieran con la conducción.

También es importante considerar las interacciones con alimentos y bebidas. Algo tan simple como el jugo de toronja puede alterar los efectos de ciertos medicamentos y generar reacciones inesperadas.

Los remedios naturales tampoco están exentos: combinar suplementos como el ginkgo con algunos fármacos puede producir efectos no deseados.

De acuerdo con MedlinePlus, se recomienda:

Estar atento a señales de alergia, como sarpullido o urticaria, que pueden distraerte al volante.

Consultar a un farmacéutico si consumes varios medicamentos al mismo tiempo, para evitar combinaciones peligrosas.

Finalmente, cada vez que empieces un tratamiento nuevo, haz una evaluación sincera de cómo te sientes. Si notas somnolencia o falta de enfoque, lo más prudente es no conducir.

Manejar bajo el efecto de medicamentos es tan peligroso e ilegal como hacerlo bajo los efectos del alcohol. Informarte y tomar decisiones responsables puede salvar tu vida y la de quienes comparten la carretera contigo.

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