— Agencias 04/12/2025
México y Estados Unidos evalúan una tercera entrega de capos de la droga este año, según revela un informe del diario The Wall Street Journal, en vísperas del histórico encuentro bilateral.
México y Estados Unidos discuten una nueva entrega de capos de la droga a territorio estadounidense, informó el jueves el diario The Wall Street Journal, a un día de la reunión entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el mandatario Donald J. Trump en Washington, dentro del contexto del sorteo de la FIFA; el objetivo es reforzar la cooperación bilateral contra el narcotráfico.
Negociación de una tercera entrega de capos
El diario The Wall Street Journal (WSJ) reveló que los gobiernos de México y Estados Unidos están discutiendo la posibilidad de una tercera entrega de capos de la droga, que serían trasladados a cárceles estadounidenses. Este anuncio coincide con la expectativa de un encuentro bilateral entre Sheinbaum y Trump, programado en Washington.
Entregas previas en 2025: contexto reciente
Durante 2025 se han realizado dos entregas masivas: en febrero fueron enviados 29 reos de alto perfil, incluidos antiguos líderes de cárteles notorios. En agosto se concretó una segunda entrega con 26 narcotraficantes, bajo estrictos protocolos de seguridad y custodia. En total, este año suman 55 capos entregados a la justicia estadounidense.
Motivo del traslado: cooperación y seguridad bilateral
Las autoridades mexicanas y estadounidenses han argumentado que las entregas buscan debilitar las redes del narcotráfico desde su cúpula, impedir que los reos sigan operando desde cárceles mexicanas, y evitar una eventual intervención militar o ataques directos desde EU contra laboratorios de drogas. El WSJ señala que los traslados se realizaron con altos niveles de seguridad, incluyendo cambios de custodios, restricciones para los detenidos y medidas de inteligencia financiera.
Implicaciones para la cooperación México-EU
La eventual tercera entrega refuerza el perfil de colaboración en seguridad entre ambos países, y llega en un momento de tensión diplomática en el que Washington ha intensificado su ofensiva contra el narcotráfico. Para México, representa una estrategia para canalizar la presión internacional hacia mecanismos de justicia y extradición, en lugar de operaciones militares dentro del territorio nacional.
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