— Redacción El Tiempo 04/12/2025
Los rellenos estéticos buscan mejorar la apariencia de las personas, aunque una aplicación incorrecta puede generar daños e incluso deformaciones.
No obstante, el uso de ecografías permite a los médicos evitar estos efectos adversos, ya que facilitan una guía precisa para disolver los rellenos mal aplicados que obstruyen vasos sanguíneos, según los datos presentados este miércoles en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica.
De acuerdo con los investigadores, esta herramienta puede optimizar el tratamiento de la oclusión vascular —interrupción del flujo sanguíneo— ocasionada por rellenos colocados de forma inadecuada.
“La oclusión vascular en el rostro puede ser muy grave, pues si no se maneja correctamente puede provocar necrosis e incluso deformaciones faciales”, señaló la Dra. Rosa Maria Silveira Sigrist, radióloga de la Universidad de São Paulo, en un comunicado.
Los rellenos se aplican para mejorar rasgos faciales aportando volumen, suavizando líneas de expresión y destacando contornos, explicaron los especialistas.
El ácido hialurónico, el material más usado como relleno, se aplicó en más de 5.3 millones de procedimientos en Estados Unidos durante 2024.
Para evaluar sus riesgos, el equipo analizó complicaciones vasculares en 100 pacientes atendidos entre mayo de 2022 y abril de 2025 en cuatro centros de radiología, uno de dermatología y uno de cirugía plástica.
La complicación más habitual fue la interferencia en el flujo sanguíneo entre arterias superficiales y profundas del rostro, presente en cerca del 42% de los casos.
Otro 35% correspondió a obstrucciones completas de vasos principales, especialmente en arterias que irrigan la nariz.
Las zonas cercanas a la nariz representan un riesgo elevado porque allí convergen vasos que abastecen tanto la cara como órganos clave, explicó Sigrist. Entre las complicaciones severas se incluyen pérdida de visión y accidentes cerebrovasculares.
El tratamiento para desobstruir los vasos afectados consiste en administrar hialuronidasa, una enzima que degrada el ácido hialurónico.
“Sin guía ecográfica, los profesionales inyectan basándose solo en los signos clínicos, lo que implica trabajar prácticamente a ciegas”, indicó Sigrist.
“Con la ecografía podemos localizar exactamente dónde está la obstrucción”, añadió. “Así, en vez de aplicar grandes cantidades de hialuronidasa, realizamos inyecciones dirigidas que requieren menos producto y ofrecen mejores resultados”.
La ecografía también puede evitar complicaciones desde el inicio, ayudando a colocar los rellenos con mayor precisión y reduciendo el riesgo de bloquear vasos sanguíneos. Además, con esta técnica se necesita menos cantidad de relleno, destacó la investigadora.
Aun así, los especialistas subrayaron la importancia de mejorar el mapeo de los vasos faciales para reconocer patrones frecuentes de complicaciones.
Los resultados presentados en congresos médicos deben considerarse preliminares hasta que se publiquen en revistas científicas revisadas por pares.
Instala la nueva aplicación de El Tiempo MX