— Daniela Cordova 04/12/2025
Celebran aniversario sacerdotal de Gilberto Almaraz, referente de fe y cariño en Monclova.
El sacerdote Gilberto Almaraz celebró su sexagésimo segundo aniversario de ordenación, un acontecimiento que la comunidad católica reconoce con afecto y gratitud. En este mes de diciembre, fieles y allegados enviaron un abrazo fraterno y expresaron su deseo de recibir su bendición, destacando su larga trayectoria y entrega pastoral.
Nacido el 13 de mayo de 1937 en San Buenaventura, Coahuila, Almaraz manifestó desde niño su amor por la vida religiosa, camino que lo llevó a consagrarse a los 25 años. Su historia vocacional se ha caracterizado por el compromiso y la cercanía con la comunidad, convirtiéndose en una figura reconocida dentro de la región.
Figura querida en Monclova
Durante décadas, Almaraz ejerció su ministerio en Monclova, donde se ganó el cariño de los fieles y el respeto de quienes lo escucharon en misa. Su labor lo posicionó como parte del “gran patriarca” del municipio, un liderazgo espiritual construido a través de homilías, atención pastoral y presencia constante en la vida comunitaria.
Carisma que dejó huella
Los fieles lo describen como un sacerdote con humor, empatía y carisma, cualidades que mantuvo con el paso de los años. Su capacidad para conectar con la gente, incluso en edades avanzadas, consolidó su identidad como un ministro cercano, sencillo y fiel a su vocación. Actualmente, Almaraz reside en la casa sacerdotal de la Diócesis de Saltillo, donde lleva una rutina tranquila. Aunque ya no está al frente de una parroquia, continúa participando en actividades en la medida de sus posibilidades. Si bien no enfrenta enfermedades graves, reconoce que la edad limita algunas tareas, pero no su deseo de servir.
62 años de entrega y ejemplo
Para la comunidad, el aniversario de Almaraz representa un motivo de celebración y un recordatorio de su legado. Su vida sacerdotal ha estado marcada por constancia, entrega y amor al creador, características que sus seguidores continúan valorando con profundo respeto.
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